Desde Thatcher a Carrillo, en el callejero madrileño caben todos

  • Los políticos representan el 22% de los nombres de calles de Madrid.
  • El 39% de los nombres de las calles actuales de la capital se pusieron durante el franquismo, y solo el 15% se decidieron ya en democracia.
  • Sánchez Costa, profesor de historia, afirma que "los nombres de las calles proyectan la conciencia histórica e identitaria de la ciudadanía".
Tanto Margaret Thatcher como Santiago Carrillo tendrán su calle en la capital.
Tanto Margaret Thatcher como Santiago Carrillo tendrán su calle en la capital.
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Tanto Margaret Thatcher como Santiago Carrillo tendrán su calle en la capital.

Madrid presume de ser ciudad en la que a nadie se pregunta de dónde viene y quizá por ello en su amplísimo callejero caben todos, desde Margaret Thatcher, su última incorporación, a Santiago Carrillo.

El Pleno del Ayuntamiento de la capital de España aprobará el próximo día 24 la propuesta del Área de Las Artes, Deportes y Turismo, que dirige Fernando Villalonga, uno de los hombres fuertes del gobierno de Ana Botella, para dar el nombre de la primera ministra británica Margaret Thatcher a una calle, espacio público o institución cultural de la ciudad.

Y lo hará solo con los votos a favor de la mayoría absoluta del PP en el consistorio, porque ni PSOE ni IU ni UPyD están dispuestos a apoyar la iniciativa.

En su aprobación previa en comisión, esta semana, el PSOE se preguntó qué relación tiene Thatcher con Madrid, IU se negó a homenajear a alguien que está entre quienes "reprimen la libertad" y UPyD expresó su preocupación por lo que considera una "tendencia a politizar el callejero".

Más que una tendencia

Esto, en realidad, es más que una tendencia, como indica el profesor de historia en la Universitat Internacional de Catalunya y diputado del PP en el Parlament, Fernando Sánchez Costa, en su trabajo Los mapas de la memoria. Nombres de calles y políticas de memoria en Barcelona y Madrid.

Sánchez Acosta afirma que "los nombres de las calles proyectan la conciencia histórica e identitaria de la ciudadanía, con sus simpatías y antipatías, cercanías y lejanías" y destaca que "los nombres de las calles reflejan la memoria y la identidad colectiva, pero, más todavía, pretenden establecerla y configurarla".

Según su estudio, los políticos representan el 22% de los nombres de calles de Madrid —el 19% en Barcelona—, por detrás de los personajes de las artes, las letras, las ciencias y la economía (40%) pero por delante de los eclesiásticos (21%) y los militares (8%).

Entre los políticos, en el trazado madrileño se recuerda fundamentalmente a los prohombres —el 85% de las calles de la capital tienen nombre masculino— de la Restauración y del liberalismo español del siglo XIX.

Y eso que el 39% de los nombres de las calles actuales de Madrid —incluso tras los cambios aprobados en la Transición— se pusieron durante el franquismo, el 31% durante el periodo liberal decimonónico y de principios del XX, el 12% en la II República y el 3% en la dictadura de Primo de Rivera. El resto, alrededor de un 15%, se decidieron ya en democracia.

Nunca de personas vivas

En Madrid, donde no se pone el nombre de personas vivas a las calles salvo escasas excepciones, se ha incorporado al callejero a prácticamente todos los personajes conocidos que han fallecido en los últimos años.

Antes de Thatcher, Sara Montiel y José Luis Sampedro, que serán aprobados el día 24, los dos últimos sí por unanimidad, el Ayuntamiento de Madrid acordó dar a calles o espacios públicos de la ciudad los nombres de Fernando Guillén, Tony Leblanc, Emilio Aragón "Miliki", Gregorio Peces-Barba y Jordi Solé Tura.

En enero pasado se aprobó, con los votos a favor de PP, PSOE y UPyD y el rechazo de IU, la propuesta de la alcaldesa, Ana Botella, de dar el nombre de Manuel Fraga a una calle o plaza de la ciudad y en octubre de 2012, con la abstención del PP y la ausencia de casi un tercio de los concejales de este grupo, la propuesta del PSOE para hacer lo propio con Santiago Carrillo.

Sin la polémica, o al menos tanta, que rodeó esas dos decisiones, el consistorio madrileño aprobó anteriormente incluir en el callejero a Antonio Mingote, Enrique Curiel, Jorge Semprún, Juanita Reina, Josefina Aldecoa, Andrés Saborit, Ramón Estalella, Manuel Gutiérrez Mellado o Enrique Morente.

También a Antonio Vega, Luis García Berlanga, Marcelino Camacho, Juan Antonio Samaranch, Leopoldo Calvo-Sotelo, Jesús de Polanco, Gabriel Cisneros, Emma Penella, Francisco Umbral, Rodrigo Uría, Juan Pablo II, José Luis Coll y Eduardo Chillida.

Los jefes de Estado

Todos ellos se han ido sumando a una larguísima relación en la que figuran todos los reyes de España desde los Reyes Católicos, excepto José I Bonaparte.

Están además todos los presidentes de la I y la II repúblicas y el único presidente del Gobierno de la democracia que ha fallecido, Leopoldo Calvo Sotelo, así como varios presidentes extranjeros: el mexicano Lázaro Cardenas, el venezolano Francisco Carmona y el ecuatoriano Gabriel García Moreno.

Eso sí, ni Ronald Reagan ni John F. Kennedy ni siquiera George Washington están en el callejero de la capital. Solo un presidente estadounidense de época moderna, Dwight D. Eisenhower, de nombre a uno de los grandes nudos de carreteras de la ciudad.

Una lista numerosa es la de los generales, casi sesenta, entre ellos algunos de los militares que participaron en la sublevación contra la República, como Mola, que después de perder su avenida en beneficio del Príncipe de Vergara, aún conserva un pasaje.

De hecho, todavía existe una travesía con el nombre de General Franco, quizás porque en Madrid, al parecer, caben todos.

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