La relación del presidente venezolano Hugo Chávez, que ha muerto este martes en Venezuela, con España, estuvo llena de claroscuros: a la par de las importantes alianzas con empresas españolas a cuenta de la extracción de petróleo, el líder venezolano tuvo serios encontronazos con La Moncloa y La Zarzuela; el más simbólico de todos, el "¿Por qué no te callas?" del Rey.

Aunque los enfrentamientos nunca han roto los vínculos con el país sudamericano, hubo momentos tensos como el de las acusaciones del Gobierno venezolano al Ejecutivo de José María Aznar de apoyar en 2002 el intento golpe de Estado que mantuvo a Chávez dos días apartado del poder.

Pero no siempre las relaciones fueron difíciles. Chávez visitó España en enero de 1999 como presidente electo y el príncipe Felipe asistió a su toma de posesión en su primer mandato, en el que se firmaron diversos acuerdos de cooperación.

El primer problema de relevancia surgió en abril de 2002 debido a la postura del Gobierno español durante el golpe vivido en Caracas, y las relaciones sufrieron un nuevo revés en septiembre de 2003, a raíz de unas declaraciones de Aznar en las que exhortaba a Chávez a alejarse de modelos políticos como el cubano. Aquello fue, para el presidente venezolano, una intromisión en asuntos internos de su país, lo que enturbió los contactos.

La llegada del PSOE al Gobierno propició un nuevo clima y José Luis Rodríguez Zapatero mantuvo un encuentro informal con Chávez en el marco de la Cumbre UE-América Latina y Caribe, celebrada en mayo de 2004 en México. En noviembre de ese mismo año Chávez realizó una nueva visita a España y ambos presidentes anunciaron "una nueva era" en las relaciones bilaterales.

El primer viaje oficial de Zapatero al país latinoamericano tuvo lugar en marzo de 2005, una visita que sirvió para firmar varios convenios comerciales y energéticos y para suscribir también un controvertido acuerdo para la venta de aviones y buques.

Era el mayor contrato de venta de equipos militares españoles a Venezuela y suponía la compra por parte del Gobierno de Caracas de doce aviones y ocho patrulleras.

No obstante, en enero de 2006 Estados Unidos se opuso a la venta de los aviones alegando que llevaban tecnología estadounidense y el contrato se suspendió, aunque siguió adelante la venta de las patrulleras.

Otro de los asuntos que ha ensombrecido las relaciones bilaterales a lo largo de este periodo ha sido la presencia de miembros de la banda terrorista ETA en territorio venezolano. En 2006 los medios publicaron un compromiso de las autoridades venezolanas para indemnizar a dos etarras y conceder la nacionalidad a otros cuatro.

Aunque el acuerdo fue desautorizado por el Gobierno de Chávez, continuaron las especulaciones sobre los supuestos vínculos del Gobierno venezolano con ETA, y en marzo de 2010 se produjo un nuevo desencuentro cuando el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco acusó a Caracas de apoyar una presunta alianza entre ETA y la guerrilla colombiana de las FARC.

El asunto se zanjó con un comunicado conjunto de ambos países condenando el terrorismo, pero no murió allí la controversia, ya que Venezuela no ha atendido solicitudes de extradición de etarras reclamados por España.

El caso más significativo es el de Arturo Cubillas, que desde 2007 trabaja para el Gobierno de Caracas y que fue reclamado por primera vez en octubre de 2010 por su presunta conexión con ETA y las FARC.

Los empresarios españoles buscaron en Hugo Chávez un aliado para aprovechar el inmenso potencial energético de Venezuela. Una de esas empresas fue Repsol, que de la mano de Petróleos de Venezuela exploró varias regiones.

El 11 de septiembre de 2009 fue el propio Chávez quien reveló en Madrid el hallazgo de una de las mayores reservas de gas natural en el mundo, hecho por la compañía venezolana y la española. Con gran bombo, el presidente venezolano dio cuenta del yacimiento, localizado en el Golfo de Venezuela.

Durante esa visita, Chávez fue tratado con gran deferencia y estuvo acompañado por el presidente de Repsol, Antonio Brufau. Tuvo tiempo de hacer una parada en una librería de la Gran Vía y comprar uno de sus libros favoritos: Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano.

Uno de los peores momentos de las relaciones entre los dos países se vivió tras el ya famoso desencuentro en la Cumbre Iberoamericana de 2007, cuando el Rey de España le espetó a Chávez el "¿Por qué no te callas?". El mandatario venezolano había estado criticando duramente al expresidente español José María Aznar, al que llamó "facista" en varias ocasiones. José Luis Rodríguez Zapatero trató en su turno de reclamarle su actitud a Chávez, quien constantemente lo interrumpía. Hasta que don Juan Carlos medió con su explosiva frase.

Chávez recordó en varias ocasiones el incidente, la última en septiembre de 2012, tras ser reelegido para su cuarto mandato. "El rey Juan Carlos tuvo suerte de que no lo oí en ese momento (no tenía micrófono) porque si lo hubiera escuchado le hubiera mandado las cargas de la caballería en su contra", dijo en tono de broma.

El último incidente de España con Chávez no estuvo protagonizado ni por las empresas ni por los políticos, sino por la prensa. El 24 de enero de 2013, El País publicó en su portada una foto en la que un supuesto Chávez aparecía entubado en la sala de un hospital.   Al poco tiempo de ser publicada, el diario se dio cuenta de que se trataba de una foto falsa, ya que el protagonista no era el mandatario sino un paciente que aparecía en un vídeo de 2008.

El País tuvo que paralizar la distribución de la edición, recoger todos los ejemplares y volver a tirar una nueva versión. El incidente se dio en medio de una gran confusión sobre la salud del mandatario, confusión que ha durado hasta el día de su muerte.

Caracas protestó convencido de que no se trataba de un error, sino que había sido premeditado, y exigió unas disculpas más amplias que las que ya había dado el director del rotativo español.