Desde que ETA anunciara el 22 de marzo el alto el fuego, la izquierda abertzale ha seguido sembrando de terrorismo callejero las ciudades vascas y navarras.

En estos siete meses, tanto el Ministerio del Interior como el Foro de Ermua han contabilizado al menos 119 actos de kale borroka: quema de contenedores y cajeros, ataques a sedes de partidos políticos, juzgados y autobuses... sabotajes que han costado 600.000 euros.

Batasuna sólo criticó los dos primeros ataques, que se produjeron en abril. En el resto ha guardado silencio, ya que los enmarca en el "contexto político convulso que vive el País Vasco".

Mayo ha sido el mes más violento (37 actos).

En junio hubo 13; en julio, 10; en agosto, 22; en septiembre, 24, y en lo que llevamos de octubre, 6, el último ayer.

La Ertzaintza detuvo a tres jóvenes acusados de colocar una bomba casera en un cajero de Vitoria.

Abandonar la violencia

Responsables del PP y del Foro de Ermua recuerdan que en mayo de 2005 el Congreso aprobó una resolución que permitía el diálogo con ETA si la banda mostraba previamente una "actitud inequívoca" de dejar la violencia, "algo que no está ocurriendo".

En la anterior tregua de ETA, que duró 15 meses entre 1998 y 1999, el Gobierno contabilizó 879 actos de kale borroka.

Batasuna no quiere amenazas

Batasuna calificó ayer de "irresponsabilidad política las amenazas" del presidente Zapatero, quien aseguró que habrá "graves consecuencias" si ETA está detrás del robo de armas en Francia.

Zapatero señaló ayer que será el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien "explique las consecuencias".

Éste afirmó que ETA "no va a cambiar las reglas del proceso de paz".

La Policía gala aseguró ayer que ha identificado a dos de los etarras que robaron las armas.

El proceso de paz

Varios expertos analizan para 20 minutos.es la actual situación política en el País Vasco, siete meses después del alto el fuego de ETA.

1 ¿Se ha ido radicalizando la actitud de ETA-Batasuna durante la tregua?

2 ¿En qué momento está el proceso de paz?

3 ¿Qué pasos deben dar ahora tanto el Gobierno como la banda terrorista?

 Florencio Domínguez. Director de la agencia Vasco Press

1 ETA y Gobierno quieren debates muy distintos. La banda recurre a la violencia para que el Ejecutivo acepte así su discurso.

2 ETA acordó con el Gobierno que no habría ni violencia ni rearme. Ha incumplido su pacto. Vamos a ver ahora cómo actúa el Gobierno.

3 ETA ha roto los pasos de la negociación con el robo de las armas, por lo que Batasuna debería hablar con la cúpula de ETA para que reconduzca su postura y, si no quiere, se debería desligar de ella.

Fernando González Urbaneja. Presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid

1 La violencia es parte del discurso de ETA. No está dando grandes pasos para la paz, pero tampoco ha retrocedido a donde no tiene que ir.

2 Es difícil saberlo, ya que el Gobierno da poca información, y es lo lógico. Vivimos el agotamiento de ETA, pero sola no va a desaparecer.

3 El Gobierno no tiene que dar ningún paso, son los terroristas quienes deben dejar las armas. ETA está acabada y hay que darle salida, pero siempre respetando la ley y, sobre todo, a las víctimas.

Carlos Barreda. Director del máster de comunicación política en la Univ. de Navarra

1 Hay una radicalización relativa, yo diría estratégica. La violencia, que de momento no ha traducido en atentados, es su estrategia.

2 No hay estancamiento. Hay conversaciones. Para fraguar grandes pactos, el Gobierno no debe dar excesiva información.

3 Batasuna debe dejarse de declaraciones ambiguas y condenar la violencia. Será un proceso largo. El Gobierno debería ganarse para la causa al PP para acabar con la crispación que vive la sociedad.

Xavier Torrens. Profesor de ciencias políticas de la Universidad de Barcelona

1 En cualquier proceso de paz hay altibajos. La violencia callejera es la escenografía política de una de las partes de la negociación.

2 Hay dos escenarios: el que vemos a través de los medios y el de las negociaciones secretas, que no sabemos en qué punto se encuentran.

3 El Gobierno debería dar pasos que complacieran a Batasuna, pero sin vulnerar el sistema democrático, como el acercamiento de presos. Batasuna debe decir con firmeza que deja las armas.