Las contradicciones y misterios alrededor de José Bretón y la desaparición de sus hijos

  • Meses después de la desaparición de Ruth y José continúa el misterio sobre su paradero.
  • Su padre, José Bretón, se aferra a su versión, pero la investigación policial abre cada vez más fisuras en su testimonio y arroja muchos interrogantes.
  • Cronología de la desaparición de los hermanos Ruth y José.
José Bretón, padre de los niños desaparecidos en Córdoba, con la policía.
José Bretón, padre de los niños desaparecidos en Córdoba, con la policía.
Salas / EFE
José Bretón, padre de los niños desaparecidos en Córdoba, con la policía.

La madre de Ruth y José, los pequeños de 6 y 2 años que desaparecieron en Córdoba hace 7 meses, ha afrontado ya su primera comparecencia ante el juez. Ahora dice encontrarse "fuerte" para hacerlo. Antes de ella lo ha hecho su marido, José Bretón, que denunció la desaparición de los niños y es, según todos los indicios, la persona que sabe qué pasó con ellos y dónde se encuentran.

Las contradicciones de su testimonio lo han llevado a la cárcel y han embarullado un caso que ha consternado a la opinión pública. Estas son las grandes lagunas que cuestionan el testimonio de José Bretón:

El sábado 8 de octubre de 2011 José Bretón denuncia por teléfono a las 18.40 horas la desaparición de sus hijos en el parque Cruz Conde de la capital cordobesa. Según su testimonio, se ha despistado un momento mientras los niños juegan y les ha perdido el rastro. El padre había ido a recogerlos el día antes a Huelva, donde reside Ruth, su esposa, de la que se encuentra en trámites de separación.

José Bretón había iniciado el día recogiendo a sus hijos de la casa de sus padres para llevarlos a casa de su hermana Catalina, a donde llegó a las 11 aproximadamente. Allí permanece hasta las 13 horas, al cuidado de sus hijos y sus sobrinos, mientras su hermana y su cuñado salen de compras. Después se marcha con sus hijos hacia la finca paterna de Las Quemadillas, donde, según él, los niños duermen y él aprovecha para quemar viejas fotografías y objetos que le recuerdan a su mujer. Alrededor de las 17.30 horas salen hacia el parque, donde los pierde alrededor de las 18 horas. ¿Llegaron los niños a abandonar la finca? Todo parece indicar que no.

Ni las distintas reconstrucciones que se han hecho de lo que pudo pasar ese día, ni los registros efectuados en Las Quemadillas y en sus alrededores han arrojado alguna pista que aclare el caso, aunque las investigaciones policiales sí han abierto importantes fisuras en el testimonio de Bretón.

Los niños no llegaron al parque

En primer lugar las cámaras de seguridad instaladas en el recorrido entre Las Quemadillas y el parque Cruz Conde cuestionan que los niños llegaran a pisar el parque. Ningún testigo los vio (aunque sí lo vieron a él pidiendo ayuda) y un informe científico de la Universidad de Valencia que analizaba las grabaciones de las cámaras concluyó llegó al parque solo.

Las cámaras también grabaron a Bretón tirando la basura alrededor de la finca paterna, pero no se ve ninguno de los niños con él. ¿Qué tiró Bretón? ¿Los niños lo esperaban en el coche? ¿En la finca?

La reconstrucción policial que se hizo el 15 de marzo en el parque, en el que una persona hacía de Bretón y varios niños encarnaban a sus hijos, concluyó que era imposible que Bretón hubiera tenido tiempo físico de aparcar el coche, sacar a los niños del coche, evitar una señal de tráfico que les impedía abrir holgadamente una puerta, andar hasta donde dice que perdió a los niños y llamar a su familia.

El rastreo de las llamadas de móviles también contradice el relato de Bretón. Él dice que sobre las once de la mañana estaba en casa de su hermana, pero las antenas de telefonía lo alejan de ese punto y lo sitúan en el centro de Córdoba. ¿Y los niños, dónde estaban entonces? ¿Qué hacía Bretón en el centro de Córdoba?

También las antenas revelan que durante el tiempo en el que Bretón estuvo en Las Quemadillas efectuó una llamada a su mujer, alrededor de las 13.45 horas, que no cogió por recomendación de su psicólogo, y después permaneció con el teléfono móvil apagado.

¿Comieron los niños?

Bretón también se contradice sobre si los niños comieron o no. Primero dice que sí lo hicieron, en casa de su hermana, algo que su hermana niega, luego que comieron con sus padres, luego que solo picaron algo, el caso es que parece que los niños pasan el día solo con lo que tomaron en el desayuno. ¿Por qué no comieron los niños? Y si lo hicieron ¿en casa de quién?

Las horas que Bretón pasa solo desde que deja a su hermana alrededor de las 13 horas hasta que vuelve a dar señales de vida a las 18.40 horas son vitales para los investigadores, que insisten en que la clave del secreto está en esa finca a las afueras de Córdoba que ya ha sido rastreada concienzudamente, y en la que ha encontrado restos quemados de perro, cajas de sedantes (cuyo uso Bretón no pudo justificar) y multitud de juguetes sin abrir.

Los informes psiquiátricos y los testimonios de los amigos y presos que custodian a Bretón para impedir su suicidio también han contribuido a sembrar más dudas sobre este exmilitar que estuvo en Bosnia. Su interés por conocer cuánta condena le podía caer si no aparecían los niños y su frialdad mientras la policía rastreaba su casa en busca de sus hijos lo convierten en un personaje aún más enigmático.

Los psiquiatras lo califican de frío y "manipulador", destacan que tiene un coeficiente intelectual por encima de la media, pero niegan que sufran algún tipo de trastorno mental.

Los presos 'sombran' que vigilan sus pasos en prisión cordobesas para evitar que se suicide lo describen como "obsesivo" y "metódico",  restan importancia a los cortes que se hizo en un antebrazo en un supuesto intento de suicidio y lo dicen de él que "está obsesionado con su mujer", aunque "no hablaba ni preguntaba por los niños". Sin embargo sí ha pedido quedarse con alguna foto de sus hijos que los investigadores y los letrados le han mostrado para ablandarlo.

Algunos amigos de José Bretón y Ruth Ortiz, que también han testificado estos días, hablan de una actitud rara de él y de posible frialdad y maltrato hacia los niños, aunque más bien parece que se trata de algún cachete al pequeño José para reprender algún mal comportamiento. En lo que sí parece que coinciden todos los que le conocen es que es una persona muy estricta con la educación de sus hijos y muy escrupulosa con la limpieza y el orden.

Su temple al afrontar los interrogatorios dicen de él que tiene unos nervios de acero que, de momento, no dan muestras de flaquear. Mientras tanto continúa el misterio.

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