Hace muchos años fue una belleza fresca y natural, una de las grandes musas del cine francés. Pero el tiempo pasa y pesa sobre las mujeres que se dedican a la interpretación. Y Emmanuelle Béart, como muchas actrices, pasó por el quirófano para retener la juventud y la sensualidad, algo que nunca quiso admitir abiertamente. Hasta ahora.

Profundamente arrepentida, la actriz de 48 años ha emprendido una campaña contra la cirugía estética desde las páginas de Le Monde, donde ha querido advertir sobre los peligros de esta clase de procedimientos que, en su caso, resultaron ser una "chapuza", tal y como ella ha admitido: "Me retoqué los labios a los 27 años. Si un hombre o una mujer se retoca algo es porque no puede vivir con esta parte de su cuerpo, no resulta soportable".

Emmanuelle ha confesado que se siente "profundamente afectada" por haberse operado y que no volverá a pasar por ello.

Al igual que Emmanuelle, otras guapas mujeres como Meg Ryan, Nicole Kidman, Reneé Zellwegger o Lindsay Lohan también han perdido su naturalidad por someterse a tratamientos estéticos.

En este sentido, Emmanuelle se queja de la presión que la industria del cine ejerce sobre las mujeres. "No es fácil hacerse mayor en este negocio", afirma. A pesar de todo, la actriz aclara que no critica a otras mujeres que se someten a tratamientos u operaciones de estética porque, en su opinión, en la mayoría de casos se debe a "personas que carecen de seguridad en sí mismas".

No todas las operaciones tienen el mismo resultado. Frente a casos extremos como Mickey Rourke, Donatella Versace o Kalina de Bulgaria, hay mejoras sutiles y naturales como las de Elsa Pataky, Letizia o María Teresa Fernández de la Vega. Unos alzan su voz contra una sociedad que impone cánones de belleza, otros defienden el derecho a modelar su cuerpo. El debate está servido.