¿Por qué prima de riesgo y Bolsa no se resienten con las últimas rebajas de la deuda española?

  • Ni la Bolsa ni la prima de riesgo han reaccionado a la rebaja de Moody's,  Standard & Poor's y Fitch.
  • Los expertos aseguran que los mercados ya habían descontado estos resultados.
  • ¿Las rebajas de deuda pueden provocar un círculo vicioso para los países?
Interior de la Bolsa de Madrid.
Interior de la Bolsa de Madrid.
Luca Piergiovanni / EFE
Interior de la Bolsa de Madrid.

Nueva rebaja a la calificación de la deuda española -esta vez por parte de Moody's- y la mala noticia podría haber provocado, como ya ha ocurrido antes, un descalabro bursátil o que la prima de riesgo se disparara. No ha ocurrido nada de esto. Los valores del Ibex-35 se mueven, en general, en discretos valores positivos y la prima no solo no subía si no que caía cinco puntos, ignorando la rebaja de Moody's.

La respuesta a esto tampoco la tenemos en que haya sido Moody's la tercera agencia de rating que en dos semanas haya hecho lo mismo con la deuda española, tras Fitch y Standard&Poor's, pues en esas ocasiones tampoco hubo grandes desequilibrios.

¿Por qué? "Todo esto ya estaba descontado", explica el catedrático de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid, Luis Carlos Corchón. "En la Bolsa hay inversores muy bien informados y los inversores institucionales tienen las informaciones que tienen las agencias, así que la Bolsa ya ha descontado hace tiempo lo que dicen estas rebajas: que nuestra economía no es lo que se esperaba y que no va a crecer en un tiempo".

Otro experto, el profesor de economía de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, José García Montalvo, coincide en el análisis: "Las Bolsas no bajan por que ya daban por sentado que España no va a cumplir sus objetivos de déficit y que no va a crecer; las agencias van tarde con respecto a los mercados".

Esa es uno de los principales motivos que alegan las agencias para rebajar la calificación a España: el país no cumplirá su objetivo de reducción de déficit, principalmente por la acumulación de déficit en las autonomías, además del peligro que corren sus activos bancarios y los problema del mercado laboral.

¿Un círculo vicioso?

Las agencias piden más reformas -como ya hiciera Moody's esta semana con Francia, amenazando con rebajar su calificación en los próximos meses- a los países a los que rebajan su nota. Así que es fácil pensar que si se recorta el gasto, se invierte menos y, comprensiblemente, el crecimiento económico será más lento y volverá a poner en jaque al país en cuestión.

"Este círculo vicioso puede darse", asegura el profesor Corchón, "pero la situación es que tenemos un problema de mercado laboral y otro de deuda. Si solo tuvieras un problema laboral podría intentar políticas keynesianas (de invertir para estimular) a ver si salen, aunque la experiencia es negativa. Si además tienes un problema de deuda, si buscas estimular tu economía vas a tener un problema aún mayor". Y busca un símil: "Si tienes un problema de hígado y riñón, debes tener cuidado de que el fármaco que tomes para un órgano no dañe al otro".

"El origen de la crisis, ahora lo tenemos claro, es un problema de deuda", coincide García Montalvo, "así que reducir el gasto público es lo que hay que hacer". Este académico recuerda que cuando se inició la crisis, los Gobiernos optaron por incrementar el gasto hasta que vieron que los mercados desconfiaban de su deuda.

Lo importante es cumplir con las expectativas

El problema es que la "reducción del déficit debe hacerse de manera quirúrgica y al ritmo adecuado para no cargarse la economía", explica este académico que asegura que la reducción debe estar en función de lo que se espere que dure la crisis. "España se ha puesto unos objetivos muy optimistas y no va a cumplir. Muchos políticos siguen pensando que vamos a salir mañana de la crisis, pero se equivocan".

Así que las agencias y sus calificaciones podrían tener un cierto impacto a la hora de tomar este tipo de situaciones pero no es lo principal. "Al final lo que importa es el grado de cumplimiento: es mucho peor ponerse un objetivo ambicioso e incumplir, que poner uno más bajo y cumplir".

"Si los gobiernos pudieran recortar estos gastos sin más, lo harían aunque sepan que tenga un mal impacto inmediato sobre el mercado de trabajo. La teoría dice que que los inversores volvería a confiar, volvería a entrar dinero, habría nuevas empresas, nuevos empleos... pero hay un problema de deuda muy importante en muchos países por lo que ya veremos como puede acabar", explica Corchón.

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