Los planes políticos del 15-M para "más y mejor democracia"

A la izquierda, una de las muchas asambleas celebradas en la Puerta del Sol de Madrid. A la derecha, una sesión parlamentaria en el Congreso de los Diputados.
A la izquierda, una de las muchas asambleas celebradas en la Puerta del Sol de Madrid. A la derecha, una sesión parlamentaria en el Congreso de los Diputados.
AGENCIAS
A la izquierda, una de las muchas asambleas celebradas en la Puerta del Sol de Madrid. A la derecha, una sesión parlamentaria en el Congreso de los Diputados.

"La democracia, más y mejor democracia, es la única solución. Es decir, más y mejor política. En la calle y en los parlamentos. De ida y vuelta. Lo que no puede ser es que la una y la otra, la callejera real y la parlamentaria realista, sólo se encuentren para encontronarse". En relación al movimiento 15-M, el sociólogo y profesor de la Universidad del País Vasco Imanol Zubero resume así en su blog el fin único que puede tener un sistema político: mejorarse a sí mismo para mejorar la vida de sus ciudadanos.

Desde hace un mes y medio, el Movimiento 15-M viene llenando titulares, ocupando espacios públicos, marcando la agenda política, generando ilusión ciudadana y recibiendo descalificaciones. Ha llegado con un programa de máximos y, en apariencia, sin intención alguna de hacer concesiones. Por contra, siempre que puede marca distancias con las instituciones existentes, como con el debate alternativo sobre el estado de la nación de esta semana.

En lo concreto, sus aspiraciones se han plasmado en las cuatro líneas de trabajo que se presentaron como consenso de mínimos en la Acampada de Sol:

1.- Reforma electoral encaminada a una democracia más representativa y de proporcionalidad real y con el objetivo adicional de desarrollar mecanismos efectivos de participación ciudadana.

2.- Lucha contra la corrupción mediante normas orientadas a una total transparencia política.

3.- Separación efectiva de los poderes públicos.

4.- Creación de mecanismos de control ciudadano para la exigencia efectiva de responsabilidad política.

Pero sus argumentos teóricos -no hay uno solo- beben de diferentes fuentes de pensamiento político y filosófico, del mismo modo que sus propuestas económicas también ofrecen un panorama de diversidad. Son conceptos ya muy trabajados en el ámbito teórico.

Abecedario del 15-M para una nueva política

Afirmativo. Para Amanda Núñez, tutora de filosofía en la Uned, habitualmente "las manifestaciones de la ciudadanía se presentan como una queja. Sin embargo, la diferencia de este movimiento -declaró a 20minutos.es- es que tiene claro que lo que no acepta es el sistema. Se trata de crear, de forma conjunta y de maneras diversas, otros modos de vida. Hay propuestas afirmativas, que han sido pensadas y llevadas a cabo en otros lugares y otros tiempos".

Asamblearismo. En el último mes y medio, mucha gente ha aprendido a aplaudir moviendo las manos para no interrumpir y por qué un consenso es más valioso que una decisión tomada por mayoría. También ha habido problemas para alcanzar acuerdos por la propia mecánica asamblearia. Pero, para lo bueno y lo malo, el asamblearismo se ha implantado dentro del propio movimiento desde su nacimiento. Este sistema de toma de decisiones no se ha improvisado: las asambleas de barrio de Madrid tienen en su web detallados protocolos de trabajo.

Bipartidismo. "Es evidente que el Parlamento español no representa la pluralidad de España -explica a 20minutos.es el politólogo de la Universidad Complutense y activista del 15-M Juan Carlos Monedero-. Cuando empezó la democracia, los grandes partidos ocupaban sólo la mitad del espacio parlamentario. Hoy son suyos más del 90% de los escaños. En nombre del voto útil, la opción se ha ido reduciendo a elegir entre dos opciones que en casi todas las grandes decisiones, se parecen demasiado".

Confluencia. Según Amanda Núñez, se está creando una “comunidad de los que no tienen nada en común. El asunto ya no es ni tener unos intereses mercantiles comunes, ni un linaje común, sino establecer una comunidad de la diferencia”. Es decir: la diversidad social buscando soluciones válidas para todos. En su funcionamiento, el movimiento ha aglutinado a muchos colectivos -desde la oposición a la Ley Sinde a los que piden una regeneración democrática, pasando por ecologistas o la izquierda extraparlamentaria- que se han volcado en el 15-M como vía para dar traslado y visibilidad a sus demandas particulares.

Contrato natural. Este concepto, plasmado en un libro publicado por primera vez en 1990 por el filósofo francés Michel Serres, investigador de la ética científica, se centra en la necesidad de que la humanidad pacte otro modo de relacionarse con la naturaleza, un modelo que sustituya el actual de "violencia no consciente: dominio y posesión". Amanda Núñez cree que "nos va la vida en ello", ante la magnitud que la actividad humana tiene sobre la naturaleza, de consecuencias ya irreversibles según la ONU.

Democracia Real Ya. Ha sido uno de los colectivos aglutinadores del movimiento 15-M. Una organización nueva, pero con una estructura muy funcional que ha ejercido de punto de encuentro gracias a la sencillez de sus reclamaciones: más y mejor democracia, para que sean los ciudadanos y no el poder económico, quien tome las decisiones.

Desobediencia civil. A las 00.00 horas del sábado 21 de mayo miles de personas se reunieron en las plazas de decenas de ciudades españolas incumpliendo la decisión de la Junta Electoral Central, que había prohibido su celebración. Desde su nacimiento, el movimiento ha asumido la desobediencia civil como forma de lucha política: lo ilegal no siempre es ilegítimo, aunque conlleve una persecución judicial. Es una táctica política extensamente practicada en todo el mundo -desde Gandhi a Luther King- y que, en caso extremo, puede desembocar en el ejercicio del derecho de rebelión.

Exclusión social. La Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU (PDF) hace referencia explícita a "promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad". Esta premisa se sustenta en una evidencia: una democracia formal no es una auténtica democracia si sus ciudadanos no tienen unas condiciones de vida mínimas. Esta línea de pensamiento, que también late en el movimiento 15-M, ha sido ampliamente desarrollada por Robert Castel, sociólogo francés, quien ha explicado como la exclusión social deriva en la creación de colectivos "desafiliados", que no se sienten representados por las estructuras democráticas (desde los partidos políticos a los medios de comunicación).

Homogeneización. Amanda Núñez explica que, en lugar de atender las diferencias y particularidades de los individuos, el modelo actual trata "a la ciudadanía como masa", imponiendo unos parámetros de actuación que se consideran beneficiosos para todos sin "considerar cuales son sus peticiones". Si se homogeniza la sociedad, "la filosofía, el pensamiento, se limita y nos quita todo lo que nos diferencia", concluye Núñez.

Identidad / Identificación. Según Monedero, la representación política "tiene dos grandes asuntos: que los representantes se 'parezcan' a los votantes (una cuestión de identidad), y que cada representante haya sido elegido por un número similar de votantes (cada persona, un voto). La identidad se dificulta cuando las listas electorales las confeccionan unas cúpulas en los partidos. Además de que las campañas electorales son muy caras y restringen el acceso a los ciudadanos de a pie. La pérdida de 'demodiversidad' es evidente. La sociedad cada vez es más plural y el Parlamento lo es cada vez menos.

Ley Electoral. El famoso consenso de mínimos de la acampada de Sol se fijaba, como primera de sus cuatro líneas de trabajo, una "reforma electoral encaminada a una democracia más representativa y de proporcionalidad real y con el objetivo adicional de desarrollar mecanismos efectivos de participación ciudadana". Las asambleas siguen trabajando en la elaboración de una reforma de la Ley Electoral que responda a estos principios y que pueda tramitarse en el Parlamento.

Mixta, democracia. La democracia directa es aquella en la que los ciudadanos se representan a sí mismos en los órganos de decisión, generalmente las asambleas. En la democracia representativa, la soberanía se encauza a través de los cargos electos. Pero hay fórmulas intermedias, como la democracia mixta o semirrepresentativa que parece latir en el movimiento 15-M y que combina instituciones representativas con fórmulas de participación ciudadana. Entre ellas, según Monedero, podría incluirse la revocación de cargos públicos (con una fiscalización más cercana de su actividad) o la convocatoria de referendos vinculantes para temas especial relevancia.

Privilegios. "La burocratización de los partidos, convertidos en órganos del Estado más que en parte de la sociedad civil, los ha ido alejando de la ciudadanía. Ese alejamiento ha ido construyendo privilegios que aumentan esa distancia", explica Monedero, que cita la inmunidad judicial o las ventajosas pensiones que reciben como algunos ejemplos que han abierto la brecha entre la clase política y la ciudadanía.

Reforma constitucional. Islandia, que ha sido en muchos aspectos un referente para el 15-M,  está inmersa en un proceso de reforma constitucional valiéndose también de las redes sociales. Un nuevo proceso constituyente sería la meta final en la que plasmar todas las demandas políticas.

Sociedad civil. El movimiento del 15-M ha recuperado una tendencia política que estaba casi en desuso: la construcción de su discurso a partir de la consulta a la sociedad civil. Asambleas abiertas, movimientos apartidistas y asindicales sin siglas reconocibles, calendario de protestas de distinto calado (marchas de largo recorrido, hasta actuaciones contra los desahucios o manifestaciones masivas), etc. La identificación del ciudadano con el movimiento se produce mediante su participación directa y le permite involucrarse en distinto grado en las áreas que más le interesen.

Tiempos. "No vamos despacio, es que vamos muy lejos", decía una de las pancartas. Las preguntas de los medios de comunicación sobre el siguiente paso o la dirección que guía al movimiento han recibido como respuesta habitual que los tiempos mediáticos no son los mismos que lo del movimiento del 15-M. El aumento del apoyo ciudadano y la construcción horizontal del discurso parece estar por encima de las urgencias de un calendario que se va construyendo sobre la marcha. ¿Alguien ha contemplado un escenario de protestas masivas durante la campaña electoral del próximo año? ¿Alguien ha contemplado qué respuesta social habría si España fuese rescatada en 2012? Tal vez sí.

Transparencia. Entre las promesas nunca cumplidas del PSOE está una Ley de Transparencia, un proyecto que el Gobierno español había abandonado y que el Congreso de los Diputados ha recuperado, por unanimidad. Y es que la rendición de cuentas que pide el 15-M pasa sólo por una política de más transparencia pública: "Basta con colgar en la web los contratos y licitaciones públicos, las partidas presupuestarias, los gastos fijos y los discrecionales o los gastos de representación -indica Monedero-. Hay que conocer cuántos y quiénes son los asesores de los políticos, sus sueldos y sus funciones, al igual que los recursos de que disponen. Que todas las oposiciones y pliegos de contrato estén accesibles en la web, etc."

Universalización. En el ideario del movimiento, los derechos universales y las movilizaciones internacionales son piezas claves. Aquella premisa altermundista que propugnaba un camino de lo local a lo global sigue vigente, porque hay problemas vecinales y otros universales. Y, según el sociólogo suizo Jean Ziegler, son las relaciones internacionales de poder las que no funcionan: "Pocas veces los occidentales han dado tales muestras de ceguera, indiferencia y cinismo como ahora. Su ignorancia de las realidades es impresionante". Según este experto, la ONU ya no sirve para arbitrar la nueva sociedad y tiene que ser sustituida.

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