Las nueve vidas sacudidas por el devastador temblor de Lorca

  • Obituario de las víctimas mortales del terremoto de Lorca.
  • Fallecieron el pasado 11 de mayo en la localidad murciana.
El sobrino de Juan Salinas y Rafael con una foto de sus tíos, víctimas del terremoto.
El sobrino de Juan Salinas y Rafael con una foto de sus tíos, víctimas del terremoto.
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El sobrino de Juan Salinas y Rafael con una foto de sus tíos, víctimas del terremoto.

El pasado 11 de marzo, un terremoto de magnitud 5,1 –precedido de uno de 4,5 grados– sacudió la ciudad de Lorca (Murcia) y nueve personas perdieron la vida. Estas son sus historias.

Juani Canales López

Tenía 52 años y dos hijos. Luchaba porque su vástago Óscar, sordomudo y prácticamente ciego, aprendiese a vivir sin ojos y sin ella. Nada de lamentos. Juani abrió hace un año la vinoteca La Vendimia y desde entonces a su vida le faltaban horas. El primer terremoto que hizo temblar Lorca la sorprendió en el local. En el segundo temblor salió a la calle con su marido Manolo y el vecino Bartolo. Cuando miraron hacia atrás, ella ya no estaba. Soñaba entre escombros.

Juan Salinas Navarro

El párkinson le robó su preciada independencia con 76 años. Cerró las puertas de su casa en el municipio de Coy y se instaló en una residencia en el centro de Lorca. El objetivo era no molestar a sus 11 sobrinos. Era independiente y solitario. Tuvo una novia. Pero era la época en la que viajaba a Francia cada año para hacer la vendimia. Y no hubo boda. Ni lamentos. El segundo terremoto sorprendió a Juan de paseo con un amigo en un parque de la zona tras echar la partida de dominó. Vivió solo, murió en compañía.

María Dolores Montiel

El verano pasado había recorrido las islas griegas con su amiga Paqui. Y el próximo 28 de agosto aterrizaría en Viena. Paqui viajará sola porque sabe que Dolores no la perdonaría que renunciase al viaje. Era amante de los cosméticos y de la repostería. Un cascote la golpeó y la tiró al suelo durante el segundo terremoto de Lorca. Se levantó y dijo que estaba bien. No estaba bien. El ladrillo le había destrozado la cabeza.

Rafael Mateos

Era comerciante de zapatos. La crisis le había obligado a cerrar tres tiendas. Sin embargo, Rafael fiaba calzado a familias necesitadas. El 11 de mayo corrió hasta la zapatería para ver los desperfectos que había causado el primer terremoto. Se despreocupó, subió a su bici y el suelo tembló debajo de las ruedas y cayó fulminado por los cascotes de un edificio colindante. Tenía 53 años, gemelos de 12 años y una hija de tres años.

Emilia Moreno

Vivía en el corazón gitano de la ciudad. Emi se había casado con su primo hermano Herminio y estaba embarazada de su segundo hijo. Soñar en el barrio de San Pedro es cosa de locos, pero ella, de 22 años y chatarrera, imaginaba todos los días una casa en propiedad. Un muro a medio derruir la mató en el acto.

Antonia Sánchez Gallego

Es la heroína de Lorca. El edificio se desplomó mientras paseaba con sus hijos y solo tuvo tiempo de abalanzarse sobre ellos y salvarles la vida. Su marido ha abandonado la ciudad. Con los niños y sus suegros. En Lorca solo permanece su recuerdo.

Raúl Guerrero

Era tímido. Y fanático del fútbol. Tras el segundo terremoto que asoló Lorca salió del bar que regentaban sus padres con su perro en brazos y cayeron fulminados los dos. Tenía 13 años.

P. José Rubio

Era el alma de la fiesta. Temblaba el hogar del pensionista con sus tangos y boleros. Estaba enamoradísimo de su mujer, María, a la que había conocido con 59 años, y ese día paseaba con su amigo Juan Salinas. Una lluvia de cascotes los fulminó. A los dos.

Domingo García

El día de la tragedia supervisaba las grietas tras el primer terremoto. La tierra tembló una vez más y el cableado eléctrico de un edificio aterrizó en su cabeza. Tenía 34 años. Se desvivía por su madre, que lo enterró en la intimidad. Sin Príncipes de Asturias.

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