El neurólogo y miembro de la Sociedad Andaluza de Neurología (SAN) Juan Mercadé ha admitido este lunes, en el marco del Día Nacional de esta patología, que se celebrará mañana martes, que el 20 por ciento de los casos de epilepsia detectados en la comunidad cada año "no se controla con los fármacos que disponemos en la actualidad".

Según ha detallado este especialista, cada año se detectan en Andalucía unos 4.500 casos nuevos de epilepsia (esta patología afecta actualmente a unos 42.000 andaluces), "de los cuáles unos 900 de estos pacientes no se controlaran con los fármacos que disponemos en la actualidad".

Por ello, ha apostado por una "estratificación diagnostica y terapéutica" al objeto de que la atención al paciente con epilepsia "sea la adecuada y esté bien coordinada". Del mismo modo, se ha referido a la necesidad de que se cree "una Unidad Médica de Epilepsia en alguno de los hospitales de cada una de las provincias andaluzas".

"Éstas unidades debería de poder realizar estudios neurofisiológicos y de neuroimagen cerebral más sofisticados para aquellos pacientes que no han conseguido controlar sus crisis epilépticas con los fármacos empleados en las Unidades Básicas de Neurología o Neuropediatría", ha proseguido este experto.

Igualmente, ha apostado por que dichos dispositivos pudiesen contemplar "la posibilidad de remisión a una Unidad Médico-Quirúrgica de referencia autonómica que valorase la indicación de cirugía", eso sí en aquellos casos "de muy difícil control y bien seleccionados", ha matizado.

Por todo ello, ha instado "a los poderes públicos, las asociaciones de pacientes y a la sociedad en general", que lleven a cabo políticas "que reconozcan el derecho a una correcta asistencia sanitaria y a la integración social plena de estos pacientes".

La epilepsia es un trastorno cerebral que involucra crisis epilépticas repetitivas y espontáneas. Puesto que éste es su único síntoma, la mayoría de las personas que la padecen son plenamente capaces el resto de su tiempo y pueden llevar una vida normal, considerando que entre un 75 y un 80 por ciento de estos pacientes pueden estar bien controlados clínicamente.