Las mujeres se automedican más que los hombres (40% frente al 30%), y el grupo de edad que más recurre a los tratamientos sin pasar por el médico es el que va de los 40 a los 55 años. Por Comunidades, la palma se la lleva Cantabria, y a la cola por detrás en automedicación está La Rioja.
Estos datos tan llamativos se desprenden del VI Estudio de Salud y Estilo de Vida de Aegon, y ponen de manifiesto que este mal hábito, además de atraer especialmente a las mujeres, ha aumentado bastante en el último año. ¿Algunos de los 'culpables'? En gran parte el consumo de homeopatía y los llamados 'remedios naturales'.
Las mujeres, batiendo récords (y no precisamente buenos)
Como nos explica Alvar Ocano, gerente médico de Aegon, "esa mayor automedicación que se da en las mujeres puede venir por diversos motivos. El principal de ellos es que las mujeres tienen una peor percepción de su estado de salud general, tanto física como emocional. Las mujeres se sienten más insatisfechas con la vida que tienen y con su idea de la felicidad por lo que suelen recurrir a los medicamentos sin prescripción".
¿Y cuál es la razón de que los datos hayan empeorado con respecto al año pasado, cuando todos sabemos que la automedicación es un mal hábito que puede tener consecuencias incluso graves sin la supervisión de un responsable de la salud? Ocano añade que "son también ellas quienes refieren tener muchos más síntomas de estrés y ansiedad, así como problemas derivados del uso de las redes sociales".
El hecho de que las mujeres estén a la cabeza en esta estadística "nos preocupa mucho a los profesionales de la salud. La única solución que vemos al respecto es hacer un trabajo de base, divulgativo, advirtiéndolas de los perjuicios que ese hábito pueden tener sobre su bienestar a medio plazo".
Además, las mujeres se posicionan como el perfil que sufre mayor estrés, al encontrar en ellas una relación directa entre la imagen y el estado emocional. Las mujeres consideran que tienen peor salud mental frente a los hombres, y eso en muchos casos lleva directamente a la automedicación".
¿Un mal hábito español, o algo que sucede en todo el mundo?
"En realidad se trata de un problema global que sucede en distintas partes del mundo y por diversos factores. Hay muchos países en los que la venta de medicamentos sin prescripción está disponible en las farmacias e incluso supermercados, lo que facilita el acceso de la población a ellos, sin receta médica".
También se da el caso de que existen otros países en los que la atención médica es menos accesible, o muy costosa, "lo que obliga a muchas personas a buscar soluciones de forma individual. Es de vital importancia abordar este problema implementando estrategias educativas pero también regulatorias, para que las personas usen los medicamentos de una forma responsable".
¿Qué medicamentos son los que tomamos sin prescripción?
El estudio mencionado pone de manifiesto que, el año pasado, más de un tercio de la población tomó algún tipo de preparado para la salud sin prescripción médica, bien sean medicamentos, productos homeopáticos o remedios naturales.
Esta tendencia ascendente se debe principalmente al aumento del número de personas que utilizan la homeopatía o los remedios naturales por decisión propia, que es la tipología que más crece con un 12,7% del total de la muestra (el 6,6% en el año anterior). Por lo que respecta a los medicamentos propiamente dichos, los más utilizados son los antiinflamatorios y/o analgésicos (71,2%); los ansiolíticos y/o antidepresivos (19,8%); y los antibióticos (16,7%).
La razón básica que comparten tanto las mujeres como los hombres, en torno a la automedicación, es que "saben lo que les va a recetar el médico en función de los síntomas que tienen. Todos ellos lo hacen al estar convencidos de que no les ocurre nada grave, o bien porque declaran no tener tiempo para acudir a consulta".
Estos son los peligros de la automedicación
Como nos explica el doctor, los peligros que pueden derivarse de este hábito tan extendido y tan nocivo pueden ser muchos y variados. "Uno de los grandes efectos secundarios es la dependencia que puede crear en los pacientes tanto física como psicológica, sobre todo aquellos que tienen propiedades sedantes, analgésicas o estimulantes".
Si se toman en dosis inadecuadas, "pueden dañar ciertos órganos o incluso el sistema nervioso o enmascarar otra enfermedad más grave. Esta circunstancia retrasaría el diagnóstico, y eso ya es grave en sí mismo. Por lo que se refiere a los antibióticos, pueden aparecer resistencias provocando que el medicamento en sí pierda eficacia", comenta el experto.
Yendo de más a menos, las consecuencias más habituales y no tan importantes pueden ser dolores de cabeza, mareos e, incluso, náuseas injustificadas.
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