Intenta tener una cita romántica en Lituania y acaba en una cárcel: "Se ha convertido en uno de mis lugares favoritos"

El hombre no sabía dónde estaba.
El hombre no sabía dónde estaba.
Dan_Lande / TWITTER
El hombre no sabía dónde estaba.

Cuando uno viaja al extranjero, debe de tener la mente abierta para poder conocer sitios que quizá están más alejados de los frecuentados por turistas. Por ello, aunque las primeras impresiones puedan no ser las mejores, en ocasiones pueden llegar a un muy buen final. Prueba de ello fue la experiencia de Rulo de viaje, un usuario de X, la red social conocida anteriormente como Twitter

Todo comenzó cuando se encontraba en Lituania. Allí, una joven le preguntó que si quería tomar algo con él. "Me pasó hora y dirección y cuando llegué era una cárcel", ha explicado en el hilo que ha hecho en su perfil. Aunque, eso no le hizo perder la confianza. 

"Para llegar había que cruzar un parque que era como una boca de lobos. Era invierno y hacía frío, y en la oscuridad me había comido mil charquitos de barro y nieve. Hacía frío, pero yo tenía mi tapado rojo, un tapado que había comprado casi regalado en un local de segunda mano", ha continuado explicando. 

Como se puede ver en las fotografías que ha compartido, todo hacía ver que se encontraba en una zona poco transitada y que, en definitiva, era un "lugar raro". Pero como así ha explicado, para él aquel viaje se basó en ir a la aventura en todo momento: "Un día participaba de un acto de inauguración de una calle, en un pueblito. A la noche siguiente cenaba en la casa de un diputado nacional. De ahí a un concierto de música barroca en el Palacio del Gran Duque".

Así, sin pensarlo dos veces, llegó a la entrada, y tras hablar con el encargado de la seguridad, entró. "El tipo me pidió un documento y me dejó pasar. Me señaló un patio vacío, y en el patio, una puertita al costado", ha seguido contando. 

Aunque, lo que le esperaba era muy diferente a lo que había visto desde fuera: "Crucé el patio, abrí la puerta de metal y entré. Me bajé la capucha del tapado rojo y Seguí por el pasillo. Lo que me encontré fue esto".

Como así ha compartido, era en realidad un bar reconvertido, donde varias personas se encontraban pasando el rato y bailando: "La cárcel, que después me enteré se llamaba Lukiskiu, era una cárcel fuera de funcionamiento. Donde estaba la capilla, todos los jueves había noches de Lindy hop y música de jazz. A partir de esa noche empecé a ir todos los jueves".

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