La casa de North Carolwood Drive en el barrio de Holmby Hills de Bel-Air, Los Ángeles, California fue la última residencia del cantante Michael Jackson, que falleció en esa propiedad a causa de una sobredosis de propofol y benzodiazepina el 25 de junio de 2009. 

Esa vivienda, de 1.600 metros cuadrados y estilo palaciego francés, con siete dormitorios, 13 baños y sala de cine, bodega y gimnasio con spa, entre otras comodidades, se vendió por 18,2 millones de euros tiempo después de la muerte del cantante y eso a pesar de que el agente inmobiliario que realizó la venta afirmó que el espíritu de Michael Jackson seguía allí. 

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Mauricio Umansky, un magnate inmobiliario que está casado con la actriz Kyle Richards,  ha publicado un libro, The Dealmaker: Cómo tener éxito en los negocios y en la vida a través de la dedicación, la determinación y la disrupción, en el que da consejos sobre emprendimiento y cómo ser un empresario de éxito y cuenta algunas anécdotas sobre su carrera. 

En una entrevista con TMZ contaba una de ellas, sobre la venta de la antigua casa de Michael Jackson, en 2012, una propiedad que él cree que estaba encantada con la difunta estrella del pop. 

Según cuenta Umansky, en dos ocasiones cerró la casa con llave a cal y canto y cuando volvió la ventana del cuarto de Michael Jackson estaba abierta y sonaba música.

El caso es que llegó a enseñar la casa a un potencial comprador, que sin embargo era reticente a la compra por culpa de un candelabro roto que le había dado mal fario. Entonces, según cuenta Mauricio Umansky, él le rezó un Ave María al propio Michael Jackson y al poco se cerró la venta, algo que el comercial atribuye a la mediación del rey del Pop.