Taylor Robertson, de 27 años, solía beberse 12 latas de refrescos todos los días que le costaban 42,18 euros todas las semanas, alrededor de 170 euros al mes y unos 2.200 euros al año.
Después de un susto, donde su pareja le tuvo que despertar zarandeándolo mientras dormía porque dejó de respirar, Taylor se puso las pilas y comenzó a perder peso. Con dieta, deporte y dejando de lado los refrescos, Robertson consiguió perder 70 kilos.
"Antes pedía mucha comida china a domicilio, pero me acabé dando cuenta de que no era muy sana, por lo que ahora cocino yo mismo recetas muy sanas como pollo con arroz", cuenta el protagonista.
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