Matthew Riggs es un británico de 35 años con una historia de superación detrás convertida ahora en viral tras salir a la luz. Y es que, tal y como ha contado él mismo en una entrevista al Daily Star, hace tres años decidió dar un giro radical a su estilo de vida, cambiando sus rutinas, haciendo ejercicio, teniendo buena alimentación y, como consecuencia, bajando de peso.

Lo hizo tras la inesperada -y, a la vez, terrible- pregunta de su hijo cuando este llegó un día del colegio después de haber dado clase sobre el cuerpo humano.

"Llegó a casa después de aprender sobre el cuerpo humano y me preguntó si iba a tener un ataque al corazón y morir", relata este hombre, cuyo reto lo llevó a obtener el primer puesto en un programa de transformación corporal. Es más, su nueva pasión le ha hecho adentrarse en el mundo del culturismo.

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En marzo de 2019, justo antes de comenzar su viaje, pesaba 171 kilos. Según cuenta este padre de dos niños, llegó a ingerir 7.000 calorías diarias. Pero eso quedó atrás. Desde que Matthew se metió en el gimnasio, entrena siete días a la semana con dos días dedicados solo a ejercicios cardiovasculares. Además, recortó sus tres comidas basura diarias con alcohol y recurrió a alimentos más saludables.

Ahora pesa 83 kilos, y este viaje, cuenta, ha sido una de las mejores decisiones de su vida, ya que esta afición por el deporte se la está inculcando también a su hijo. "Está practicando más deporte y quiere estar más sano. Habla de venir al gimnasio conmigo cuando sea mayor. Cree que todo es posible si te lo propones".