Una mujer resucita en medio del traslado de su ataúd para ser enterrada y comienza a golpear el féretro por dentro

Un coche fúnebre se dirige al Cementerio de la Almudena en Madrid
Un coche fúnebre se dirige al Cementerio de la Almudena en Madrid, en una imagen de archivo
Ricardo Rubio - Europa Press
Un coche fúnebre se dirige al Cementerio de la Almudena en Madrid

Rosa Isabel Céspedes Callaca falleció a los 36 años de edad. Fue declarada muerta tras un accidente de tráfico en la carretera Chiclayo-Ferreñafe, en la región Lambayeque, Perú y como es natural comenzaron los preparativos para su sepelio. 

Pero ante el horror y la conmoción de todos sus amigos y familiares, minutos antes de ser enterrada, cuando su ataúd estaba siendo trasladado ya y en los últimos metros antes de llegar al nicho, ella comenzó a golpear la tapa de su féretro por dentro. 

Finalmente, una de sus parientes abrió la caja y la encontró con los ojos abiertos y signos vitales. "Estaba sudando. En ese momento, corrí hasta la oficina lo más rápido que pude y llamé a la policía para notificarles de lo que estaba ocurriendo", contó el administrador del cementerio a medios locales. 

Cuando llegaron los médicos, constataron que tenía signos vitales débiles por lo que trasladaron el féretro al hospital Referencial de Ferreñafe. 

Y sin embargo, a pesar de las esperanzas de sus seres queridos, poco después de llegar al hospital se certificó de nuevo la muerte. 

Ahora los familiares de la mujer, que deja a tres niños de 5, 11 y 17 años, están exigiendo explicaciones de por qué se la dio por muerta la primera vez y si la víctima pudo haberse salvado de haber recibido tratamiento médico adecuado. 

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