En Letonia pastan cada vez por más campos del país una especie de vaca muy diferente que se distingue por el azulado tono de su piel, que ahora se ha convertido en un símbolo del país del este.
Durante la época soviética, comenzaron a extinguirse. Las pocas que sobrevivieron a la matanza se encontraban en la costa del Báltico, en la región de Kurzeme. Para el año 2000, solo quedaban 18 en el territorio letón.
Sin embargo, gracias al poder de la literatura, la obra del dramaturgo Gunars Priede llamada La azul, originaria de los años 70, devolvió a la vaca a la conciencia social de los habitantes del país que comenzaron a tenerla en cuenta.
Ahora, hay 1.500 en el territorio y, desde 2006, hay una asociación que se encarga de cuidarlas y preservarlas. Gracias a ellos, han conseguido resurgir y es uno de los símbolos más entrañables de Letonia.
Consider this:
— 🌲⚡Baron Zib☀️ 🕯️ (@BaronZib) January 15, 2022
The latvian blue cow pic.twitter.com/sNZrNNn0Be
Sobre su color también hay muchas leyendas. La principal dice que lo obtienen del azul del mar, pero lo cierto es que adquieren esa tonalidad con el paso de los años, pues nacen de un color beige.
La carne que producen también es más oscura y el pigmento que producen afecta al sabor, que algunos señalan como desagradable. Además, producen menos leche que el ganado medio y aunque se considera más sana y nutritiva, los soviéticos lo consideraban una desventaja.
No obstante, estas vacas azules son más resistentes a las inclemencias del tiempo que otras especies. "Pueden vivir todo el año al aire libre, incluso durante las heladas invernales", asegura la asociación. Esta característica, según los científicos, podría ayudar a la evolución de vacas del futuro.
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