
Si el lector tiene redes sociales seguramente habrá acabado por ver a un cocinero turco con coleta, gafas de sol redondas y camisa apretada tirando sal sobre los platos dejándola rodar por su antebrazo. Es Nusret Gökce, apodado Salt Bae, un empresario de hostelería que triunfa en medio mundo.
Su estrategia de marketing, muy ligada a los muchos famosos que acuden a comer a sus locales, ha hecho que abra sucursales en Estambul, Dubai, Abu Dhabi, Miami, Doha, Nueva York, Mykonos, Dallas, Londres o Boston, entre otros.
Pero no es un local donde pueda comer todo el mundo. Su plato estrella, la chuleta llamada Tomahawk de oro, por estar recubierto por láminas de ese metal, cuesta 990 euros. El resto de platos, aunque más asequibles, no dejan de ser de coste más bien elevado.
Lo que ha despertado la controversia es una cuenta difundida en redes sociales del local de Londres, en el que una cena para cuatro personas costó 37.023,10 libras, unos 43.302 euros.
someone spent £37,000 at one of salt bae’s restaurants and it looks like that dril tweet pic.twitter.com/4jUkDIXzRi
— november rain on me tsunami (@billyanania) November 1, 2021
Muchos usuarios se preguntaron y criticaron cuánto de ético hay en gastar tal cantidad de dinero en una cena o de qué era la carne y los productos consumidos para ser tan caros.
Pero si se atiende a los detalles puede verse que lo más caro no es, ni de lejos, la comida. Y es que los comensales tomaron dos botellas de vino Petrus 2003, considerado uno de los mejores del mundo, con un coste por las dos de 19.900 libras y otra más de 1996 a un precio por botella de 9.100 euros. También dos botellas de Dom Petrignon Rosé de 2006, que costaron 1.620 libras.
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