La lechuga es un alimento que siempre será mejor consumido fresco, preferiblemente en el plazo de una semana desde que la compramos. Esto se debe al componente principal de estas hojas: el agua.
La congelación hace que se formen cristales de hielo dentro de las paredes celulares de la lechuga. Debido a que es una hoja muy delicada con un alto componente de agua, los cristales de hielo hacen que las células se rompan. Esto altera el sabor de la lechuga y, además, cambia su textura. La lechuga descongelada tiene una textura acuosa y esponjosa que no queda nada bien en las ensaladas.
Cómo congelar la lechuga
Si aún así decides congelar este alimento, ya sea porque tienes unas cantidades enormes de lechuga en tu cocina o porque quieres probar recetas nuevas, tenemos el truco para que le saques el máximo partido. Solo necesitas una batidora y un molde de cubitos de hielo.
El primer paso es limpiar bien las hojas de la lechuga, sumergiéndolas en agua fría y asegurándonos de eliminar cualquier resto de suciedad o arena que puedan tener. Desechamos las hojas exteriores que estén marchitas o demasiado estropeadas. Una vez limpias, es importante secarlas bien antes de llevarlas al congelador, ya que cuanta menos agua contengan, mejor resultado obtendremos.
El siguiente paso es introducir las hojas que queramos congelar en el vaso de la batidora y batir hasta que nos quede una mezcla líquida pero algo espesa. A continuación, introducimos la mezcla en la bandeja de cubos de hielo y lo metemos al congelador. Una vez queden congelados, podemos dejar los cubos en el molde o sacarlos y conservarlos en una bolsa apta para congelador. Siguiendo este método, la lechuga aguantará en buen estado en nuestro congelador hasta nueve meses.
Cómo descongelarla correctamente
En principio, como otros alimentos, es esencial refrigerar la lechuga congelada mientras se descongela. Esta opción siempre será mejor que mantenerla a temperatura ambiente para permitir que se descongele lentamente y evitar el crecimiento bacteriano. Por suerte, las hojas de lechuga se descongelan rápidamente y estarán listas para agregar a la receta en aproximadamente una hora.
Sin embargo, no siempre es necesario este proceso. Podemos añadir los cubos congelados directamente a la receta cuando los utilicemos para hacer, por ejemplo, una sopa o para cocinar arroz. En estos casos no será necesario el proceso de descongelación.
Recetas en las que podemos usar lechuga congelada
Si hemos decidido congelar la lechuga en cubos, utilizarla en una ensalada no será una buena idea. Pero hay otras muchas opciones para sacar provecho a este ingrediente.
Una de las ideas más interesantes es utilizar estos cubos para hacer 'smoothies' o batidos verdes. La lechuga tiene propiedades anti-inflamatorias que ayudan a desinflamar y prevenir la sensación de hinchazón. Además, puede tener la capacidad de reducir los niveles de colesterol y ayudarnos a prevenir enfermedades cardiovasculares. Por ello, es un ingrediente de gran calidad si buscamos un batido que ayude a nuestra salud, nutritivo y delicioso. Podemos combinarlo con frutas como el plátano, la manzana o el mango; con otras verduras como las espinacas o con lácteos como el yogur. .
Además de beberlo en frío en formato batido, la lechuga descongelada es un ingrediente muy interesante para añadir a nuestras sopas. Una opción nutritiva y ligera es utilizarla para hacer esta receta de crema de lechuga, cociéndola junto con cebolla, apio, patata y zanahoria (aunque podemos usar cualquier verdura que tengamos en casa).
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