Cuando recorremos los supermercados en España en busca de productos esenciales, los huevos suelen encontrarse en estanterías normales, a temperatura ambiente. Sin embargo, una vez en casa, surge la incertidumbre sobre si deberíamos mantenerlos fuera o refrigerarlos.
¿Cuál es la mejor opción para conservar los huevos?
La respuesta a este dilema está vinculada a un delicado equilibrio entre la temperatura y los cambios térmicos. Durante el proceso de comercialización, los huevos se mantienen a temperatura ambiente en el supermercado por una razón específica: evitar cambios térmicos bruscos.
La conservación de los huevos en los supermercados
Desde la Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos (Inprovo) han explicado a 20minutos que el salto repentino de temperaturas, especialmente de bajas a altas, puede resultar en la condensación de agua en la superficie de la cáscara. Este fenómeno, a su vez, podría propiciar la entrada de microorganismos al interior del huevo a través de los poros.
Por ello, durante su almacenamiento y distribución, se opta por mantener los huevos a temperatura ambiente, evitando así los riesgos asociados con los cambios térmicos extremos. Sin embargo, esta práctica cambia una vez que los huevos llegan a nuestras casas.
La conservación de los huevos en casa
La recomendación general es conservar los huevos en el frigorífico una vez que están en manos del consumidor. Al refrigerarlos, se asegura una mayor durabilidad y se preservan todas sus propiedades. La refrigeración contribuye a mantener la frescura de los huevos por un período más prolongado, garantizando su calidad hasta el momento de su consumo.
Además, para abordar específicamente el riesgo de condensación de humedad en la cáscara, se aconseja sacar del frigorífico solo la cantidad de huevos que se utilizarán en cada ocasión. Esto minimiza el tiempo que los huevos pasan a temperatura ambiente, reduciendo así la posibilidad de condensación y protegiendo la integridad del producto.
Mientras que en el supermercado los huevos se exhiben a temperatura ambiente para evitar cambios térmicos bruscos, en casa se recomienda refrigerarlos para mantener su frescura y calidad.
La clave está en encontrar el equilibrio adecuado entre la conservación durante el transporte y la prolongación de la vida útil en el hogar. Considerar estas pautas asegurará que disfrutemos de huevos frescos y seguros en nuestras preparaciones culinarias diarias.
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