El presidente de la Federación Internacional del Automóvil, el británico Max Mosley, ha valorado las diferentes polémicas que han surgido en torno a la competición, a falta de una semana para que comience el Mundial de Fórmula 1, y ha asegurado que el cambio de normativa propuesto la semana pasada y rectificado este viernes pensaba que era deseado por todos los pilotos.

"Ecclestone me había dicho que había hablado con todos los equipos y todos estaban conformes y eso me ha inducido a pensar que todos estaban de acuerdo y el Consejo Mundial tenía la impresión de que todos eran favorables", apunta Mosley en una entrevista concedida al Daily Telegraph.

Al margen del revuelo generado por el cambio repentino de normativa, el máximo mandatario de la FIA ha mostrado su preocupación de cara al Gran Premio de Australia ante las grandes diferencias que poseen los monoplazas de Brawn GP, Toyota y Williams respecto de otras escuderías en sus difusores traseros, por lo que considera que el Mundial comenzará con polémica y los comisarios serán decisivos.

"Australia se terminará con una decisión de los comisarios. Los que se vean perjudicados recurrirán y todo terminará en la Corte de Apelación", comenta Mosley ante la laguna de reglamento aprovechado por estos equipos.

Según manifiesta Mosley en la entrevista "será difícil juzgar, se puede decir que son legales y se puede decir que no. Si hubiésemos tenido tiempo se podía haber sometido la cuestión a la Corte de Apelación de la FIA antes del Gran Premio de Australia".

"He pensado que hacerlo esta semana no era el momento, no hubiera sido correcto. Si todos los equipos hubiesen pensado que el dispositivo es ilegal, no deberían haberlo usado en las pruebas de Barcelona", añade Mosley.