Argentina ha vencido a Nigeria en el último suspiro de un encuentro repleto de tensión, que se ha acabado decidiendo gracias a un gol de Marcos Rojo, invitado sorpresa a la fiesta. El seleccionado de Sampaoli arrancó mucho mejor el encuentro, en comparación a sus dos partidos precedentes, y de hecho logró ponerse por delante en el marcador gracias a un fantástico tanto de Leo Messi, que aprovechó un gran servicio de Banega.

Sin embargo, a pesar de haberse puesto por delante en el marcador, Argentina no conseguía controlar el partido, y uno de los principales problemas fue la inseguridad que Javier Mascherano mostraba con el cuero. El actual futbolista del Hebei chino fue el elegido para jugar como mediocentro en el 4-3-3 que diseñó Sampaoli, y lo cierto es que tuvo varias pérdidas que permitieron a Nigeria desplegarse con mucho peligro.

En cualquier caso, la acción más dolorosa para él llegó en el arranque de la segunda mitad, cuando un agarrón sobre el zaguero nigeriano Balogun fue señalado por Cakir como penalti. El árbitro turco, que no tuvo que recurrir al VAR para revisar la infracción, decidió que el agarrón era suficiente para señalar una pena máxima que Moses ejecutó con gran tranquilidad.

Fue indiscutible la pelea que 'el jefecito' tuvo durante todo el encuentro -su imagen sangrando tras recibir un codazo en un salto será probablemente icónica de aquí al término del torneo-, pero lo cierto es que son muchos en Argentina los que están dudando de su aportación, y que piden su salida en el once, a pesar de la enorme jerarquía que tiene dentro del vestuario.