Garbiñe Muguruza ha mostrado muchas veces su carácter en pista. La tenista española tira de ese mismo genio para afrontar los partidos que se le ponen cuesta arriba, aunque muchas veces es su entrenador, Sam Sumyk, quien paga los platos rotos.

Es lo que le ocurrió en el partido que acabó ganando sobre Anastasija Sevatova, no sin sufrimiento. El encuentro empezó mucho más complicado para la ex número 1 del mundo, que vio cómo no fluía su tenis. A mitad del primer set, en uno de los descansos, Sumyk le estaba dando instrucciones, le pedía que relajase el brazo para devolver a la letona. Ella se revolvió: "No siento una mierda. Estoy intentando hacer mi tenis, y siento todo lo contrario", le espetó al veterano entrenador, que sólo le pedía que se calmase.

Mientras bebía agua y escuchaba la charla de su entrenador, Muguruza se dirigió al cámara que tenía al lado y con un gesto muy desagradable le espetó: "¿Has terminado de joderme con la cámara?". Ante esta reacción, el cámara se alejó un poco, pese a que los micrófonos seguían escuchando la conversación entre ella y Sumyk. "Esa actitud no te va a ayudar a mejorar tu tenis", le dijo uno de los hombres que mejor la conoce.

Muguruza perdió el primer set al desempate, por 7-6, y pagó su rabia dando golpes con la raqueta en el suelo. Sumyk volvió a acercarse a ella antes de que comenzara el segundo set y esta vez sí se calmó.

Igualó el partido tras poner el 2-6 en el marcador y después, en la tercera manga y pese a llegar a tener tres bolas de partido en contra, levantó el encuentro y acabó imponiéndose a Sevastova por un global de 7-6, 2-6 y 6-7.