Coutinho colorea la despedida de un Iniesta que pone patas arriba el Camp Nou

Andrés Iniesta se despide del Camp Nou.
Andrés Iniesta se despide del Camp Nou.
EFE
Andrés Iniesta se despide del Camp Nou.

El Camp Nou presentó un aspecto maravilloso para despedir al que ha sido uno de los grandes ídolos de toda su historia. El feudo blaugrana se llenó hasta la bandera, y antes del pitido inicial del choque ante la Real Sociedad, que los de Valverde acabaron ganando por 1-0, se observó en la grada un precioso mural en el que se veía el nombre de Iniesta en una de las gradas laterales, y dos símbolos de infinito, jugando con su dorsal número 8, adornando ambos fondos. El colorido estuvo a la altura del mito.

El partido, en cuanto al nivel de entretenimiento, quizás también estuvo a la altura, pero no tanto el control del Barcelona sobre el mismo, que sobre todo en el primer tiempo permitió demasiados contragolpes del equipo donostiarra. Es cierto y, evidentemente un factor clave en el ritmo que tuvo el duelo, que no había nada en juego a nivel de clasificación, y eso provocó ese ida y vuelta, quizás demasiado constante para lo que quería Valverde.

Iniesta participaba, eso sí, con bastante continuidad en las jugadas de ataque de su equipo, y de hecho en el minuto 9 se sacó un excelente remate desde la frontal del área que se marchó por muy poco fuera. Fue el único intento realmente individualista de Andrés, que se dedicó más a jugar que a finalizar, como ha venido siendo a lo largo de su carrera, y dejó varias jugadas realmente agradables para el espectador.

Coutinho, que no era el gran protagonista del día, fue quien dejó la gran jugada de la noche. Corría el minuto 57 cuando el jugador brasileño recibió la pelota en la esquina izquierda el área, recortó hacia dentro y puso la pelota en el ángulo, inalcanzable para Moyá. Iniesta estuvo a punto de quedar mano a mano con el exportero del Atlético de Madrid poco después, aunque le faltó colar el último pase.

En cualquier caso, todo lo sucedido anteriormente pasó a un segundo plano después de que Ernesto Valverde sustituyera al jugador manchego por Paco Alcácer. La grada le despidió con una ovación para la historia, que cuando estaba en el banquillo con lágrimas en los ojos, prosiguió con unos cánticos que no concluyeron hasta el pitido final.

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