El sábado, Albert Bosch partirá hacia Alaska para intentar coronar el McKinley (6.194 m), la montaña más alta de Norteamérica.
Si lo consigue, sólo le faltarán el Everest y el Vinson para haber pisado la cima de todos los continentes. "El McKinley es un monte especial porque los accesos están muy restringidos por las autoridades y para llegar tienes que hacer una travesía de 20 días en solitario, sin porteadores", explica.
Durante esas jornadas, Albert y sus compañeros de expedición arrastrarán un trineo de 40 kg y cargarán con una mochila de 25 kg hasta la base de la montaña. "Tenemos que llevar incluso nuestros excrementos metidos en una bolsa porque está prohibido tirarlos en el monte".
El alpinista catalán es padre de tres hijos y propietario de una empresa de inversiones. "Por eso me gusta el riesgo", bromea. El Vinson (4.892 m), en la Antártida, será el siguiente reto: "Es una expedición muy cara porque llegar cuesta unos 30.000 euros. Sólo hay una empresa americana que te lleve y se aprovecha de ese monopolio".
El Everest será la guinda a su proyecto. En el saco tiene el Aconcagua, el Elbrus, el Kilimanjaro y la Pirámide de Carstenz.
Un auténtico multiaventurero
El alpinismo sólo es una de las aficiones de Albert, un multiaventurero que también ha completado siete veces el Dakar: "Lo hice dos veces en moto y cinco en coche y conseguí terminarlo en cinco ocasiones. El motor siempre me ha apasionado".
También ha realizado el Maratón Des Sables, que cruza el desierto del Sáhara en seis días o la Titan Desert, que atraviesa el mismo escenario en bicicleta de montaña.
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