¿Una tregua para lamerse las heridas y apuntalar los ánimos? En el ciclismo a veces pasa, pero no es una norma fija. Y su aplicación está en constante revisión, según la carrera y las circunstancias. El periplo entre Arras y Reims, sexta etapa del Tour 2014, no fue sencillo. Hubo resolución al sprint, sí, y volvió a imponerse la "alta velocidad alemana"; pero el final lo disputó un pelotón mucho más reducido de lo normal y el que levantó los brazos no fue Marcel Kittel, sino André Greipel. Vincenzo Nibali, tras su pellizco a la general en la etapa del empedrado, retuvo-salvó-defendió, lo que prefieran, su jersey amarillo.

Un día complicado por la climatología, enervado por la sucesión de caídas que se cebaron con el pelotón en los últimos 70 kilómetros (el navarro Xabier Zandio, del Sky, y el madrileño Jesús Hernández, escudero de Contador en el Tinkoff, se tuvieron que retirar) y agitado por un ritmo frenético en los últimos quince kilómetros. Una velocidad con pensamientos de llegada masiva que se comió a los fugados del día (entre ellos el español Luis Ángel Maté, segundo intento en este Tour, quien inspiró malas palabras de Jerome Pineau porque comentaba que no había colaborado en la fuga), que provocó cortes en el pelotón (el sprinter germano Kittel y el escalador galo Pinot se cortaron y cedieron un minutito), un aligeramiento que no le vino mal al final con tanta rotonda en los últimos kilómetros.

Y así fue que con tanto mimo, pese a tanta tensión y tanta caída (dicen que las propiedades con lluvia y frío del carbono, el material de las llantas y frenos actuales, tiene la culpa), la jornada se solventó al sprint. Y en la volata, reducida llegada, mandó otro alemán. André Greipel (Lotto), al que apodan el gorila aunque a él no le hace mucha gracia, se rehizo a un ataque tardío de Michal Kwiatkowski, un hombre de la general que soltó un latigazo dentro de un último kilómetro plano.

"No me digas que ha sido una jornada tranquila porque me puedo cabrear. Se ha rodado muy rápido y ha habido muchos nervios, incluso se ha cortado el pelotón. Yo he acabado con agujetas por todo el cuerpo", sentenció en la meta Alejandro Valverde, el primer español en la general de momento. Más feliz se mostraba Alberto Contador, contrariado por la baja de su mano derecha Jesús Hernández: “Tengo un equipo formidable, unas locomotoras increíbles, que me llevan en volandas. Lo que es una pena es la baja de Jesús. Es un golpe muy duro. Estaba reservado para la montaña”.

Nibali, el líder siciliano criado deportivamente en la Toscana, admitió haber vivido una jornada “rápida y nerviosa”. “Pero la afronté con serenidad”, añadía. Y con serenidad valora su primera plaza y los merodeos rivales. “En La Planche des Belles Filles me van a atacar, seguro. No creo que Contador sea el único que ataque. También lo hará Richie Porte o Alejandro Valverde. Con Contador tengo una buena ventaja, pero no sé si será suficiente. De momento vamos a correr a la defensiva. Y luego, ya veremos”.

Y sí, habrá que ver. Y vigilar. Nibali menciona a Porte. Y Dave Brailsford, mánager del Sky, le viene a dar la razón. "Richie vino al Tour como el segundo líder del equipo por sus condiciones como escalador y puede ser un primer líder muy capaz. En el pavés anduvo con mucha habilidad y ahora tiene por delante toda la montaña. Ha llegado al Tour gran momento de forma", advierte.