Real Madrid y Manchester City dejaron otro duelo para el recuerdo, un partidazo entre dos colosos de Europa que demostraron por qué son los grandes favoritos en esta Champions. El partido pudo caer para cualquiera de los dos lados y finalmente se cerró con un empate (3-3) que hace que el semifinalista se decida en el Etihad dentro de una semana.
El inicio fue trepidante, con dos equipos saliendo a por todas desde el minuto 1, pasando del clásico 'esto es un partido de 180 minutos'. A un feroz ataque blanco respondió con otro Grealish. Falta algo lejana y amarilla para Tchouaméni, este martes central. No era una falta aparentemente demasiado peligrosa, pero Bernardo Silva sorprendió a Lunin disparando a puerta y el portero ucraniano, que esperaba un centro, se la comió.
Pese al durísimo golpe recibido apenas pasado un minuto de juego, el Madrid reaccionó a lo grande, con personalidad. Bien es cierto que Haaland tuvo una buena ocasión para hacer el segundo, pero esta vez Lunin estuvo acertado y los de Ancelotti crecieron alrededor del balón. Fue entonces cuando Camavinga, valiente, avanzó con el balón y soltó un disparo que, con fortuna, empató.
El Madrid entró en su habitual estado de trance, el de las remontadas. Apenas dos minutos después, un centro perfecto de Vinícius –ayer como nueve puro– encontró a Rodrygo –Ancelotti le puso en la izquierda– y el '11' entró en el área en carrera para marcar.
El City trató de reaccionar, pero el gol siempre pareció más cerca del lado blanco. Rodrygo, un puñal desde la izquierda, la tuvo en dos ocasiones, pero el brasileño no tuvo esta vez acierto.
Guardiola hizo ajustes en el paso por vestuarios y el partido cambió. Poco a poco, el City se fue adueñando del balón mientras el Madrid cada vez lo tenía menos y buscaba el tercero con veloces contras. La tuvo Bellingham primero y después Vinícius. Agua.
El choque estaba cada vez más del lado 'skyblue', con el Madrid reculando, y entonces llegó el zapatazo de Foden a la escuadra. Y poco después, otro trallazo, esta vez de Gvardiol, que enmudeció el Bernabéu. En apenas unos instantes, era el City el que le había dado la vuelta a la eliminatoria.
Ancelotti echó mano de Modric y Valverde y los blancos se volcaron, conscientes de que el resultado les dejaba con un pie y medio fuera. Y en esas situaciones, a la desesperada, es donde mejor se mueve el Real Madrid. Un centro desde la derecha de Vinícius lo remató Valverde de una espectacular volea para poner el empate y dejarlo todo para la vuelta. El Etihad decidirá, como la temporada pasada.
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