Tenía solo cinco años cuando aterrizó en España procedente de la localidad marroquí de Alcazarquivir. Mohamed Katir (17 de febrero de 1998) no esperaba entonces, con toda la vida aún por delante, que un día se convertiría en una de las estrellas del atletismo español. Tampoco que su sueño de ganar una medalla olímpica, ahora que atraviesa el mejor momento de su carrera deportiva, se truncase a menos de seis meses de París 2024 tras ser suspendido durante dos años por, presuntamente, haber faltado a tres controles antidopaje en el último año.
El corredor de 25 años, que hasta la fecha nunca ha dado positivo en ningún test de orina o sangre y ha sido sancionado por no estar localizable para someterse a un control (algo que él atribuye a un problema con el sistema ADAMS), afrontaba este último semestre de competición con la mira puesta en los Juegos Olímpicos, pues había renunciado al Mundial de Glasgow de pista cubierta y al Campeonato de España de Ourense para centrarse en las pruebas al aire libre. Su primer objetivo lo anunció él mismo: batir el récord de Europa de 5.000 metros en el Gran Premio Internacional de Atletismo Valencia 2024.
Pero no ha podido intentarlo porque el anuncio de su sanción provisional le ha dejado fuera de esa y del resto de las competiciones en las próximas semanas, y con la confirmación de la inhabilitación, hace inexistentes sus opciones de estar en París pese a su intención de recurrir, ya que los plazos en este tipo de materias suelen ser lentos y nada invita al optimismo de recibir el levantamiento cautelar para poder participar en las Olimpiadas.
De Mula al subcampeonato mundial
Katir, que pasó brevemente por Huesca antes de afincarse con su familia —su padre es de origen marroquí y su madre es de origen egipcio— en la localidad murciana de Mula, donde se crio, partía como uno de los favoritos a lustrar el medallero español: es el vigente subcampeón del mundo de 5.000 metros tras colgarse la plata en Budapest y fue también subcampeón de Europa en la misma distancia en Múnich en 2022, así como bronce en los 1.500 del Mundial de Eugene, la primera medalla española en un campeonato del mundo desde 1999.
Esos fueron los títulos que terminaron por consagrarle como uno de los referentes del atletismo español, que venía siguiendo su ascenso desde que consiguiese la nacionalidad en 2019 —después de cuatro años solicitándola—, cuando ganó el Campeonato de España en 3.000 metros pese a que su victoria terminó anulándose por un problema burocrático. Sin embargo, fue en 2021 cuando explotó definitivamente: rompió tres plusmarcas nacionales (1.500, 3.000 y 5.000) en poco más de un mes y sorprendió en Tokio, metiéndose en la final de 5.000 y volviendo a España con el diploma olímpico. El desenlace con París, aún es incierto.
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