El nuevo proyecto de la Fórmula 1 en Madrid reabre el viejo debate: ¿hay demasiados circuitos urbanos en el Mundial?

Imagen del circuito urbano de Bakú, en Azerbaiyán.
Imagen del circuito urbano de Bakú, en Azerbaiyán.
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Imagen del circuito urbano de Bakú, en Azerbaiyán.

Madrid lo ha conseguido: a partir de 2026 y hasta 2035 como mínimo, la capital de España será la nueva sede del Gran Premio de España de F1. Una novedad bien recibida por muchos aficionados... pero que también ha provocado que se reabra un viejo debate: ¿hay demasiados circuitos urbanos en la Fórmula 1?

El de Madrid, sin duda, lo será, pues ha recibido la calificación de semi-urbano porque por la ciudad propiamente dicha no pasará, sino que recorrerá los aledaños de Ifema y Valdebebas, y no será permanente. Con este, si la F1 no nos sorprende antes con alguna otra adición de última hora, serán ya nueve los trazados de estas caracterísitcas que formen parte del calendario: Jeddah, Miami, Montecarlo, Bakú, Singapur, Las Vegas, Australia y Abu Dhabi.

Una circunstancia que, guste a los aficionados o no, responde fundamentalmente a intereses comerciales de Liberty Media y la FIA. Desde la entrada de la multinacional estadounidense a través de Formula One Management (FOM) en el 'Gran Circo', su principal obsesión ha sido la expansión del campeonato y del deporte a países y mercados aún por explorar y la maximización del espectáculo, alargando cada año más las temporadas y engrosando el calendario hasta las 24 carreras actuales.

Ese empeño por modernizarse es el que ha provocado la incorporación de ocho nuevos destinos al Mundial en los últimos años, cinco urbanos. Ese objetivo es el que ha propiciado la inclusión, por ejemplo, del Gran Premio de Miami o el de Las Vegas, ambos polémicos por la configuración del trazado y por lo superfluo de su propuesta, en un territorio (Estados Unidos) con un potencial enorme por explotar donde el concepto de deporte espectáculo es venerado.

Todo ello con tal de expandir el negocio, de aumentar la audiencia y el seguimiento alrededor del mundo, de mejorar el espectáculo. Razones legítimas cuyo fin comparten en fondo, que no en forma, buena parte de los aficionados más tradicionales de la Fórmula 1. Quieren más espectáculo, más negocio, más seguimiento, pero el método empleado por Liberty Media no parece ser el más adecuado para ello; no cuando es a costa de los aficionados de toda la vida que han hecho que la disciplina esté hoy donde está.

No en vano, otra característica que comparten las pistas urbanas es el elitismo que las rodea. Madrid no será una excepción. Como sucede en Miami o Las Vegas, unas entradas que ya de por sí son poco asequibles para la gente de a pie se convierten en algo completamente inaccesible. Son Grandes Premios diseñados para los VIP, para el desfile de 'celebrities', donde el fan de toda la vida no tiene voz ni voto. De hecho, las carreras en estos entornos carecen de diversión e interés habitualmente.

Ese es el modelo de Fórmula 1 que rechaza frontalmente la 'vieja guardia' de seguidores que llevan décadas admirando este deporte, fundamentalmente porque va en contra de su esencia. En cambio, las nuevas generaciones, las que se han criado con series como Drive to Survive, ven la F1 como otro espectáculo que seguir y comentar en streaming y redes sociales para generar interacciones. 

Vivimos en la época de lo instantáneo, de lo simultáneo, de las prisas y el estrés, y no hay nada más rápido para organizar, montar y desmontar que un Gran Premio 'de quita y pon' en cualquier metrópoli del planeta. Una solución inteligente y barata, la de utilizar infraestructuras ya existentes en las ciudades, pero cutre, perezosa y poco lustrosa. Puro 'postureo', como el Gran Premio de Madrid

En ese esfuerzo por incrementar beneficios año a año de la forma más bestial posible, FIA y Liberty Media se están allanando el camino hacia la 'urbanización' del Mundial de Fórmula 1 casi sin querer. Ingresos pueden obtener de muchos elementos, uno de ellos siendo el canon que cobran a los circuitos por figurar con contrato en el calendario. 

Un canon imposible, cuyos requisitos económicos son tan elevados que incluso templos de la velocidad clásicos como Monza, Spa-Francorchamps o Silverstone corren peligro de desaparecer. Otros, como Sepang o Nurburgring, ya lo hicieron, y Montmeló podría correr esa misma suerte próximamente. Con los urbanos, apoyados en ingentes cantidades de capital privado invertidas en un 'show' exclusivo, al menos no existe ese riesgo.

Por eso mismo, el debate entre tradición y modernidad está más encendido que nunca a raíz del anuncio del Gran Premio de Madrid, que probablemente desplace del calendario un emplazamiento tan mítico como el Circuit de Catalunya. Lógicamente, la Fórmula 1 no puede ser el mismo deporte que hace 70 años (y eso que ya entonces existían los trazados urbanos), pero tampoco consideran muchos de sus seguidores que el camino a seguir sea el actual. 

Se pierde una esencia que costó décadas construir, y todo para atraer las miradas de fans casuales que, como mucho, ven una o dos carreras al año y visto en perspectiva tampoco aportan tanto al negocio. Un interés vacío, vacuo, fugaz y poco constructivo que precisamente dota de su magia y glamour tan característicos al GP de Mónaco, pero que producidos en masa solo generan un campeonato de cartón-piedra, prefabricado e industrializado

Tanto muro en un deporte que simboliza como ningún otro la libertad es contradictorio y paradójico. Ahí reside el debate y ahí reside el monumental enfado y decepción de muchos fans. Cambiar la liturgia del fin de semana de carreras en el circuito por lo accesible y lo cómodo del Gran Premio desde el sofá de casa. Cambiar un espectáculo competitivo de césped, gravilla y asfalto por una procesión de monoplazas para famosos sin amor ni pasión por el deporte. Porque, a veces, lo tradicional resulta ser más atractivo y avanzado que lo moderno.

¿Te gustan los circuitos urbanos en Fórmula 1?

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