La selección española masculina de waterpolo se proclamó este martes campeona de Europa por primera vez en la historia con una remontada sensacional ante la anfitriona, Croacia, en Zagreb (10-11). Los hombres de David Martín remendaron un mal inicio en un último cuarto heroico gracias a las paradas de Eduardo Lorrio y una maniobra sensacional de Álvaro Granados, que con un gol de espaldas selló el triunfo y la clasificación para los Juegos Olímpicos de París 2024.
El duelo empezó muy de cara para los locales, lanzados al ataque ante una España a remolque. Los croatas lograron imponer su dominio desde el esprint inicial y lideraron el marcador hasta el 2-2, cuando España dio un falso paso adelante.
Alberto Munárriz anotó para poner el 2-3, justo el mismo momento en el que el equipo se desmoronó por completo. El ritmo de los croatas era inalcanzable, lo que añadido al minuto de desconexión de España y la presión de los 2.000 aficionados croatas congregados en el pabellón transformó el escenario en un infierno.
El primer cuarto, culminado con 5-3 favorable a los locales, obligó a David Martín a reorganizar ideas en un tiempo muerto clave. La bronca situó a los jugadores españoles en la final, en esa que hasta en tres ocasiones se había escapado al equipo nacional (1991, en 2018 y en 2020), y poco a poco empezaron a carburar la remontada.
Los croatas hicieron crecer la ventaja hasta el 6-3 gracias a un muy acertado Bukic, el gol con el que España detectó su 'boquete' defensivo. Tampoco los locales ofrecían facilidades para jugar por dentro, por lo que tocaba trabajar desde el perímetro para recuperar las opciones de triunfo. Munárriz y Larumbe, con sendos goles, serían los encargados de volver a equilibrar una final 'reiniciada' tras el descanso con la mínima ventaja de Croacia (7-6).
Para entonces, el meta Unai Aguirre -menos acertado que en los duelos previos- ya había aparecido. La defensa empezaba a funcionar y el partido ya no estaba tan decantado como hasta entonces a favor de Croacia.
La igualdad llegaría a través de Bernat Sanahuja y un magnífico ejercicio de transición, aunque el tiempo muerto de los locales, ya en guardia ante el avance de los españoles, serviría a los balcánicos para frenar un parcial de 0-2 y volver a adelantarse a través de Marinic (8-7).
España estaba de nuevo en la pelea, quizás en su mejor momento del partido, eso sí, desaprovechado para imponer la superioridad en el marcador. Igualó Tahull en una acción en superioridad (8-8), pero se volvió a enredar España en el último cuarto. Anotó Zuvela (9-8) y Fatovic, a falta de tres segundos, puso el 10-8 con ocho minutos por jugarse.
El seleccionador David Martín se la jugó con el cambio de portero, una apuesta tan arriesgada como acertada, pues ello cambiaría el signo de partido. Por Unai Aguirre entró Edu Lorrio, imbatido tras el arreón final de una Croacia demasiada confiada en su defensa... hasta el milagro de Álvaro Granados.
Renunciaron los croatas prácticamente a atacar en el último cuarto. Cada ataque de los balcánicos apuraban la posesión y buscaban más defender que la ofensiva, pero España no acertaba, su puntería no estaba afinada.
Hasta que Roger Tahull puso el 10-9 tras una asistencia de Álvaro Granados y con 3:50 por delante. La defensa española maniató a los croatas, Munárriz tuvo dos lanzamientos para igualar el partido, pero no acertó. Sí lo hizo Granados a 1:37 (10-10) y el miedo se apoderó de la piscina y de los jugadores croatas, sentenciados por el propio Granados con una genialidad en el último suspiro.
El lanzador recibió de espaldas a portería y lanzó un revés que sorprendió a todos. Era el 10-11 a 48 segundos. Los croatas, que habían ganado los dos Europeos que hasta ahora habían organizado, tuvieron una superioridad con 23 segundos para el final, pero el partido ya era de los de David Martín. A España, campeona olímpica, campeona Mundial, le faltaba un título y ya lo tiene, un Europeo que se le había escapado hasta ahora.
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