Sarah Morris Corresponsal británica en España
OPINIÓN

Terry Venables, el 'cockney' que aprendió catalán y acabó en Alicante

Terry Venables en la Copa de Europa 1986.
Terry Venables en la Copa de Europa 1986.
Mike King
Terry Venables en la Copa de Europa 1986.

El mundo del fútbol británico está de luto por el exjugador y entrenador de Inglaterra, Terry Venables, un cockney inglés con un vínculo fuerte con España. Descrito por el Daily Mail como “el Michael Caine de fútbol” por sus orígenes humildes y su acento, consiguió también enamorar a muchos fans muy lejos de su Essex nativo, aprendiendo el catalán como entrenador de Barcelona en los años 80, apodado “El Tel”, y abriendo con su mujer Yvette un hotel boutique en Alicante en 2014.

"Fue el mejor entrenador, y el más innovador, con quien he tenido el privilegio de trabajar", escribió Gary Lineker, fichado por Venables para el Barça en 1986.

Venables llevó al Barça a ganar La Liga en 1985, después de 11 años sin tener éxito. Tuvo la valentía de convencer al club catalán de despedir al mítico Diego Maradona y sustituirle con el escocés Steve Archibald, de Tottenham Hotspur, una decisión recibida por "incredulidad", como cuenta el periódico The Times: "Archibald metió 19 goles, el Barça ganó la Liga y Venables cantó ‘My Way’ (A mi manera) en catalán al Camp Nou".

Según el periódico conservador, su andadura con el Barça comenzó cuando impresionó al entonces presidente Josep Lluís Núñez, un fichaje sellado con Venables sacando dos puros de su calcetín. Una vez se fugó de la prensa española escalando por una ventana y una escalera de incendios de su hotel y registrándose en otro bajo un nombre falso.

Venables llevó a Barça al final de la Copa de Europa en 1986. "Aunque perdió por penaltis, había mostrado lo falsas que eran las suposiciones sobre las limitaciones de los entrenadores ingleses", escribió la periodista Alyson Rudd, "fichar a Lineker también fue un golpe maestro, confirmado por el triplete contra Real Madrid en 1987".

Si el club azulgrana es "más que un club", Venables quiso ser más que un jugador o entrenador, inventando todo tipo de negocios, desde un juego de mesa de fútbol, pasando por escribir novelas de detectives, hasta vender una peluca que se suponía guardaba fresco al pelo para los fines de semana. Incluso sacó un par de discos, una canción de Elvis Presley y una canción para un Mundial.

La sombra de su carrera llegó en 1998 cuando se le prohibió durante siete años ser un director de una empresa británica. Un juez había llegado a la conclusión que engañó a un jurado, testificando para el caso de un socio. Eso no impide que la prensa británica le elogie como un personaje "vívido", un visionario del fútbol, un genio táctico y un hombre con un don para manejar a los equipos.

Los múltiples obituarios van acompañado por todo tipo de fotos, incluyéndole él levantando una taza de té delante de su hotel en Alicante o consolando al actual técnico de Inglaterra, Gary Southgate cuando falló un penalti contra Alemania en la Copa de Europa de 1996. Algunos de sus fans ven a su influencia tanto en la carrera de Southgate como en la de Pep Guardiola. Una foto de Guardiola, con 15 años, viendo a dos jugadores levantando a Venables se ha hecho viral.

"En Barcelona, combinó la intensidad inglesa con el estilo catalán, llevando su equipo a un campamento agotador en Andorra, sumergiéndose en un vídeo análisis, diseñando un tipo de juego de presión de alto pulso que levantó un gigante adormecido de su estupor y aportó el plan de acción de su dominación posterior", escribe el periodista deportivo Jonathan Liew para The Guardian.

Liew cree que Venables ha tenido una influencia a menudo minusvalorada, notando que su famosa "4-3-2-1", la "formación de árbol de Navidad", que él empleó con la selección inglesa, fue empleada por Francia con éxito en 1998. Sobre todo, su legado se resume en cómo hizo sentir a los que trabajaban con él, concluye Liew: "Venables fue antes de nada un constructor de equipos, un técnico que hizo sentir como una estrella a todos los jugadores. En una época del entrenador dictatorial, Venables ofreció un brazo sobre el hombro, hablaba con los jugadores a su nivel, ofreció su talento para servirles".

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