El Gran Premio de Qatar de Fórmula 1 dio para mucho. Condiciones infernales, restricciones en los límites de pista y los neumáticos, pilotos exhaustos al borde del desmayo... Fue sin duda una de las carreras más exigentes e intensas de la historia de principio a fin, un auténtico desafío en el que puntuar supo mejor que nunca.

Así fue, entre otros, para Fernando Alonso. El piloto asturiano partía cuarto y solo pudo ser sexto después de una serie de infortunios que lastraron su rendimiento y el del AMR23. El asiento del monoplaza ardía y literalmente le causó quemaduras, casi se lo llevan puesto en la salida, y aun así pudo apañárselas para llegar hasta el final. Pese a todo, dio la cara y luchó con rivales como Lando Norris o Charles Leclerc.

A sus 42 años, fue toda una proeza que acabase más entero que muchos otros pilotos jóvenes. Sin embargo, durante la prueba, sí que se le notó la fatiga, como sucedió en su excursión de la vuelta 33 por la gravilla. Perdió el coche en la zona de las curvas rápidas 12-13-14 de Losail y se marchó recto, algo muy poco habitual en él, pero pudo solventarlo y salir de la puzolana sin quedar allí estancado.

Desmayos, vómitos y abandonos... una carrera extrema que enfada a los pilotos: "Es demasiado peligroso"

Un incidente en el que logró conservar posición con su perseguidor, Leclerc, aunque el monegasco le superase con suma facilidad después. Alonso, con los neumáticos sucios y llenos de tierra, había perdido tracción y era incapaz de seguirle el ritmo al de Ferrari nada más volver, primero, y durante la carrera después, muy probablemente con el fondo plano del AMR23 dañado.

Ahí quedó la acción, hasta que Fred Vasseur dio su opinión sobre lo sucedido tras la carrera. El jefe de equipo de Ferrari se quejó amargamente de la reincorporación de Alonso a pista, que si bien fue agresiva, en ningún momento perjudicó o amenazó la carrera de Leclerc. En cambio, para el francés, fue un movimiento temerario del que Fernando también se habría quejado según él.

"Si hubiera sido al revés, creo que Fernando habría gritado por radio que su vida corría peligro", aseguró Vasseur a los medios al finalizar el Gran Premio de Qatar, criticando a la vez esa reincorporación en la que Alonso estuvo muy cerca de tocarse con el SF-23 del piloto monegasco; y al propio piloto asturiano, uno de los más incisivos con el reglamento y con la FIA siempre que puede.

Una queja, desde ese mismo punto de vista, entendible. Ferrari defiende sus intereses, y reclama siempre todo lo que considere que les puede favorecer incluso aunque no lleven razón. Leclerc, eso sí, acabó quinto, por lo que los lamentos no tuvieron mucho impacto ni mucha justificación.

"Creo que ese movimiento tan brusco, que cortó la pista en 90 grados, fue demasiado, pero yo no tomo las decisiones", añadió Vasseur, descontento con el proceder de los comisarios. Lo cierto es que la FIA no sancionó al bicampeón del mundo, pero sí que le dedicó una reprimenda por haber podido poner en peligro con ese movimiento a otros pilotos.

En la cámara 'on board' de Leclerc se puede observar toda la escena: la salida de Alonso, la nube estela de polvo tras él, y su regreso a la pista. Entró a toda velocidad precisamente para conservar una posición que perdió igual, y su giro para enderezar el coche delante del Ferrari fue quizá demasiado brusco, pero siempre fuera de la trazada y con una distancia más que prudente respecto al bólido rojo, que ni siquiera contravolanteó ni aminoró la marcha por su culpa.

Tanto es así, que una vez escuchadas las quejas de Vasseur el propio Alonso explicó lo sucedido y le restó importancia: "Simplemente cometí un error en la curva 2 y me fui a la grava, perdí una posición con George y otra con Charles". Tras el incidente, de hecho, el Aston Martin cayó en rendimiento, y fue ahí cuando el Ferrari tuvo ritmo para vencerle, por lo que el único beneficiado en el asunto fue el propio Leclerc.