El Barça sobrevive al Oporto en Do Dragao pidiendo la hora

  • Los culés ganaron con un solitario gol de Ferran, que entró por el lesionado Lewandowski en la primera mitad.
Ferrán celebra el gol de la victoria del Barça en Do Dragao.
Ferran celebra el gol de la victoria del Barça en Do Dragao.
Carlos Rodrigues
Ferrán celebra el gol de la victoria del Barça en Do Dragao.

El Barça suma y sigue en Champions, esta vez a domicilio en un campo complicado como Do Dragao, después de imponerse por la mínima al Oporto (0-1) en una victoria pírrica que deja peores sensaciones de las que traía el conjunto culé a Portugal. Un triunfo es un triunfo, y más cuando sirve para ahuyentar fantasmas de otros años, pero el juego mostrado se aleja cada vez más de ser algo sostenible, y la sombra de la derrota planea sobre el equipo catalán. 

El primer tiempo, como el partido completo, fue probablemente el peor del Barça en lo que llevamos de campaña. Estaban irreconocibles. Incapaces en la salida de balón, nerviosos en las disputas y muy espesos a la hora de combinar. Como consecuencia, el Oporto fue metiendo al conjunto culé en su propio terreno, robándole la posesión y el control del juego e imponiendo su intensidad, minimizando sus virtudes. Y, sin embargo, fue el Barça el equipo que se marchó ganando al descanso.

Mucho antes del gol de Ferran Torres, que salió del banquillo en modo ‘tiburón’ tras la lesión de Lewandowski, el Oporto las tuvo de todos los colores. Fundamentalmente a la contra, los de Sergio Conçeiçao llegaban en tromba a la frontal blaugrana, pero les condenaba la mala puntería, la peor toma de decisiones, y un Ter Stegen sencillamente inconmensurable. Sufría el Barça de lo lindo, hasta que el gol sobre la bocina del descanso les permitió salir de la UCI y recuperar el aliento.

El arranque de la segunda mitad y lo que esta deparó siguió un guion calcado al periodo inicial. Un Barça encerrado en su campo, asumiendo el papel de ‘equipo pequeño’ que se protege en exceso para no encajar ni ceder su ventaja, sin opciones de ser creativo ni de generar ocasiones de peligro. El Oporto, en cambio, asumió el rol contrario, acuciado encima por las prisas y la urgencia.

Los de Xavi Hernández se dedicaron a dormir el balón todo lo que pudieron, pero la presión ambiental y sobre el césped eran prácticamente insoportables. Aun así, siempre aparecía alguien al rescate para detener las oleadas ofensivas de los locales, como en el mano a mano que tuvo Pepe con Ter Stegen, y que abortó Koundé con una entrada crucial por detrás en la que rebañó el balón a la perfección.

En una de esas internadas del Oporto, un buen balón de Taremi lo controló en la frontal del área en carrera Eustáquio con el pecho. En su camino se cruzó Cancelo, que acudía raudo a cortar la jugada, pero tocó deliberadamente con el codo para asegurar el control del balón. El árbitro Anthony Taylor no lo dudó y señaló la pena máxima, pero entonces intervino el VAR para ayudarle a revertir la decisión.

Sin saber muy bien por qué, porque las imágenes repetidas generaban más dudas de las que ya había, el penalti estaba anulado. Pudo haber mano de Eustáquio en el control, aunque en las imágenes parece emplear como mucho el hombro para dormir el esférico; y pudo haber señalado que la mano de Cancelo se encontraba todavía fuera del área y no era punible. Independientemente, no fue penalti, y el Barça pudo respirar.

Sin terminar de recuperarse del susto, los culés siguieron retrocediendo contra su propio arco para aguantar la victoria con garra y energía. Taremi hizo un golazo de chilena en fuera de juego, y Ter Stegen hizo un par de paradas salvadoras más para redondear una noche en la que estuvo muy inspirado. Y, así, ganó el Barça en Portugal, país de disgustos en las pasadas ediciones de la Champions. Sin convencer, involucionando en su juego, pero invicto en todas las competiciones y con mucha capacidad de mejora.

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Oporto - Barça, en directo: resultado, goles y última hora de la UEFA Champions League
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