Sergio Rico comenzó el pasado 18 de agosto una nueva vida al recibir el alta médica 83 días después de ingresar en el en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Un calvario cargado de incertidumbre y agonía, en el que luchó por sobrevivir al accidente sufrido en la romería de El Rocío (Huelva) y por escapar del coma en el que se encontró inducido durante semanas debido a la gravedad de sus heridas, que por fin llegó a su fin.

El accidente se produjo el pasado 28 de mayo, cuando un caballo asustado atropelló al guardameta del Paris Saint-Germain y le provocó un severo traumatismo craneoencefálico. Ahí dio comienzo un proceso repleto de momentos críticos del que Rico consiguió salir poco a poco, mejorando para abandonar un mes después la UCI, hasta poder reunirse de nuevo con su familia y con su mujer, Alba Silva.

La influencer fue su gran apoyo incondicional durante toda su estancia en el hospital, encargada también de mantener alta la moral de la familia y de transmitir a la prensa y al mundo los avances de su marido. Lógico y comprensible, por tanto, que rompiese a llorar cuando abandonaba el hospital sevillano del brazo de Sergio Rico, visiblemente delgado y todavía convaleciente.

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Sin embargo, el alta médica fue solo el comienzo de una nueva etapa en la que Rico tratará de recuperarse al cien por cien y de acondicionar su cuerpo y su mente para volver a jugar al fútbol. Una nueva vida, como decimos, en la que deberá seguir a rajatabla las recomendaciones e instrucciones médicas para su rehabilitación, sin prisa y sin correr riesgos.

Por lo pronto, lo que sí pudo vivir fue un recibimiento por todo lo alto en su regreso al hogar, arropado por Alba Silva y por toda su familia. Aunque esa bienvenida no ha trascendido el ámbito privado, su esposa sí que ha continuado su labor para tranquilizar a sus seguidores e informar de los avances del portero en su recuperación, en esta ocasión a través de una foto enternecedora en sus redes sociales.

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En la mencionada instantánea, acompañada de la palabra "Inseparables", se puede ver a los tres perros de la pareja tumbados muy cerca del futbolista, quien está sentado en un sillón. Además de los cánidos, en el fondo de la imagen se pueden apreciar algunos globos que parecen indicar que la pareja ha celebrado la llegada del guardameta a su residencia a lo grande, ya que estaban deseando poder descansar en casa desde hace muchas semanas.

Un descanso más que merecido después de una pesadilla que todavía no ha terminado. Sergio Rico, cuyo regreso apunta a confirmarse en octubre, desea volver a sentirse futbolista cuánto antes, e incluso dejó caer que desea regresar al Sevilla algún día (aunque ahora su prioridad siga siendo el PSG de Luis Enrique), pero también dejó claro que "el aneurisma no está del todo controlado" y hay que mantener "unos meses más de tranquilidad y de calma".