La gloria está hoy un paso más cerca para España. La selección sigue persiguiendo la historia, sigue persiguiendo el sueño, sigue persiguiendo la eternidad. Y esa insistencia ha tenido premio en forma de victoria en los cuartos del Mundial y de billete a semifinales. Países Bajos no pudo con la Roja, pese a que se lo puso difícil, y cayó en la prórroga (2-1). 

Fue un partido de los que hacen grandes a los equipos, de los que curten y forjan estrellas. Porque España dominó, marcó, sufrió, encajó y también venció, pero sobre todo, estuvo a la altura en un duelo para la historia del fútbol femenino español.

Sonó el pitido inicial en Wellington y quedó claro que ambos conjuntos querían el balón. La Roja, con el mismo once que había conseguido el pase a cuartos salvo Mariona por Salma, no tuvo miedo a mirar de tú a tú a la Oranje, con la infiltrada Damaris Egurrola en sus filas, y peleó con uñas y dientes por la posesión. Se la terminó quedando ante su rival, que se vio inferior y decidió renunciar para apostar por la velocidad de sus futbolistas.

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Por su propio peso, las ocasiones empezaron a llegar más pronto que tarde. Alba Redondo avisó con un testarazo que la guardameta rival desvió al palo con la punta de los dedos. Tuvo una segunda oportunidad en el rechace, pero le molestaron lo justo para que el balón volviese a estrellarse en la madera. Esas fueron solo las más claras en el aluvión ofensivo de la Roja, que marcó al borde del descanso, pero en fuera de juego —Esther estaba adelantada por centímetros al rematar un mal disparo de Redondo—.

España siguió en la misma línea a la vuelta de los vestuarios, pero el desgaste físico le pasó factura a la hora de partido. Ahí llegó el momento de la Oranje, que empezó a crear peligro cerca de la portería de Cata Coll y golpeó a la selección: penalti por una carga de Irene Paredes sobre Beerensteyn. Pero Holanda cometió un error: celebrar antes de tiempo en época de VAR. La colegiada se llevó la mano al oído, revisó la acción y rectificó su decisión. Y Países Bajos se quedó con la miel en los labios.

Vilda miró entonces al banquillo y se acordó de que se había guardado una bala por si acaso las cosas no iban como había planeado: Salma Paralluelo. Entró por la derecha para sustituir a Redondo y le dio vida al equipo. Literalmente. Un centro suyo al área provocó el penalti —por mano— con el que la Roja se adelantó en el marcador con un disparo con suspense de Mariona Caldentey que golpeó en el palo antes de entrar en la portería. Era el minuto 81 y el partido parecía sentenciado... pero nada más lejos de la realidad.

Con el empuje del que ya no tiene nada que perder, Países Bajos se echó al ataque y encontró premio en el primer minuto de los 12 que se habían añadido. Un despiste le jugó una mala pasada a la Roja: Van der Gragt ganó la espalda a la defensa y batió a Cata Coll con un disparo cruzado imposible para la guardameta. 

Así llegó el partido a la prórroga, con España sufriendo para alejar el peligro y la Oranje creyéndose superior. Eso debió colmar la paciencia de la selección española, que volvió a mover el banquillo para decir basta de una vez por todas. Alexia Putellas y Eva Navarro saltaron a escena.

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La doble Balón de Oro mostró su mejor versión en lo que va de Mundial. Despertó, guio a la Roja y recuperó el control del partido, pese a que el equipo de Vilda aún tuvo algún susto que pudo costarle la eliminación. Cuando parecía que volvía a estar contra las cuerdas —tras un remate alto de Beerensteyn en boca de gol—, España se hizo grande.

Apareció la magia de la selección con un balón en largo que bajó Jenni Hermoso. La delantera de Pachuca midió los tiempos a la perfección para que Salma corriese al espacio y recibiese prácticamente sola. Con el balón en los pies de la culé, mientras pisaba área, pareció detenerse el tiempo: bicicleta a la defensa neerlandesa, línea de tiro despejada y zurdazo a la cepa del poste para meter a España en semifinales.

El pitido final fue histórico: la Roja está entre las cuatro mejores naciones del mundo por primera vez en su historia. El mejor premio a un partido sufrido y muy trabajado de unas jugadoras que están preparadas para todo, y que ya ven la final del próximo 20 de agosto cada vez más cerca.