Alonso regresa a la tierra prometida de Hungría para cerrar el círculo

Fernando Alonso celebra su primera victoria en Fórmula 1 en Hungría.
Fernando Alonso celebra su primera victoria en Fórmula 1 en Hungría.
AFP via Getty Images
Fernando Alonso celebra su primera victoria en Fórmula 1 en Hungría.

Muchos pilotos de Fórmula 1 desarrollan a lo largo de los años algún tipo de fetiche o predilección por determinados circuitos en concreto. Un vínculo inexplicable a través únicamente de estadísticas o victorias, basado en sensaciones, en instinto, en mística. Le pasaba a Michael Schumacher con el Autódromo Enzo e Dino Ferrari de Imola; a Lewis Hamilton con Silverstone; a Ayrton Senna con Mónaco, y a Fernando Alonso con Hungaroring

Y justamente es a Hungría donde se dirige este fin de semana el Mundial de Fórmula 1, a un territorio considerado sagrado por el alonsismo, donde el bicampeón del mundo logró su primera victoria en el 'Gran Circo' un 24 de agosto de 2003, con 21 años. Van a cumplirse otros 20 este verano, y tanto Fernando como sus fieles saben lo especial que sería lograr en este trazado la tan ansiada y perseguida victoria 33.

Se le ha resistido hasta el momento a un Alonso rejuvenecido y más competitivo que nunca en Aston Martin, y todo porque Red Bull y Max Verstappen son sencillamente inalcanzables. Sin embargo, el circuito magiar es especial, su asfalto esconde enigmas que sólo el asturiano ha sabido (con permiso de Hamilton) desentrañar con el paso de los años, independientemente de su coche, de las circunstancias y de los rivales; y lo más importante: Hungaroring ofrece una posibilidad real de ganar.

Se trata de un trazado complejo, muy exigente con los monoplazas, en el que sin motivo aparente los más dominadores pierden efectividad, y los aspirantes ganan rendimiento. No importa tanto la velocidad punta, no importa tanto la aerodinámica, no importan nada más que los pilotos. Salvando las distancias, como es lógico, pero el Gran Premio de Hungría resetea por unas horas la parrilla, y absolutamente de todo puede pasar.

Alonso y Hungaroring: una historia de amor para soñar

En ese caos es donde Fernando Alonso suele competir mejor, donde más a gusto se encuentra, y suele ser la tónica dominante de las carreras en Hungría. Sólo hay que echar un vistazo y repasar la trayectoria del piloto español allí, las victorias, adelantamientos y demás hazañas protagonizadas, para comprender por qué está permitido volver a soñar después del pequeño bajón de rendimiento del AMR23 en las últimas carreras.

En 2001, su año de debut con apenas 19 años, Alonso deslumbró al mundo entero por sus capacidades y manejo, pero fue en Hungría donde más brilló ese año, quedando a menos de una décima de Jenson Button con el Benetton en un Minardi que iba a pedales. De hecho, el dueño del equipo por aquel entonces, Paul Stoddart, le comparó por aquello con Michael Schumacher tras una pole fantástica del alemán.

Todo un presagio de lo que ocurriría después con 'Schumi', aunque aún tendría tiempo Alonso de hacer historia primero y de ir dejando pistas sobre lo que le deparaba el futuro. Dos años después, ya como piloto de Renault, el ovetense firmó la primera victoria de su trayectoria con una 'masterclass' de pilotaje en la que dobló a su compañero, Jarno Trulli... ¡Y al mismísimo Michael Schumacher! Pole position, vuelta rápida, y el récord como ganador más joven de siempre en la F1. 

Aquel día, Fernando confesó sus fantasías en rueda de prensa: "Es un sueño hecho realidad. Tengo 22 años y tengo mi primera victoria. Espero tener una larga carrera con mucho más”. Y vinieron muchas más, pero curiosamente nunca más en Hungaroring. Y aún así, se convirtió en circuito de culto para Alonso, porque allí pudo siempre dar rienda suelta a sus mejores virtudes y a su magia. 

En 2005 y 2006, por ejemplo, contaba con el mejor monoplaza de la parrilla pero no acabó ninguna de las dos carreras. En una, Ralf Schumacher se lo llevó puesto en la primera curva, pero en la otra Alonso ofreció la mejor actuación de la historia del deporte de motor en condiciones de lluvia. 

Partía 15º después de penalizar en clasificación, con Schumacher 12º, y en cuestión de una vuelta prácticamente de videojuego se colocó sexto, con Schumacher aguantándole el pulso en 4ª posición. Poco a poco fue superando al resto de la competencia, y en la vuelta 17 ya mandaba en la carrera. Sólo una fatídica tuerca pudo pararle los pies en la que apuntaba a ser una victoria legendaria.

Logró dos poles más en Hungría, en 2007 con McLaren y en 2009 con un Renault muy inferior a sus oponentes. En 2010 acabó segundo después de defender contra viento y marea su plaza ante el Red Bull de Sebastian Vettel, y al año siguiente provocó unas de las declaraciones más famosas de la historia de la categoría. Preguntado por su mayor preocupación para la carrera entre Hamilton, Button y la lluvia, Christian Horner simplemente respondió: "Fernando Alonso".

Y no era para menos, con un piloto que estuvo a dos vueltas de ganar en 2014 con el Ferrari más infame de la década, y que hizo la vuelta rápida en 2017 con una tartana como aquel McLaren propulsado por Honda. Tiempo después, ya en 2021 tras haber abandonado unos años la competición, regresó por todo lo alto para brindarle en bandeja a Esteban Ocon su primera y única victoria en F1, aguantando al Mercedes de Hamilton detrás durante más de 10 vueltas con un Alpine. 

Todo un currículum plagado, más que de victorias y estadísticas, de pinceladas de pura genialidad. Afortunadamente, este año cuenta con la herramienta adecuada para poder volver a pintar sobre el óleo asfaltado de Hungaroring, y como en 2003, llega después de varias carreras acariciando la victoria, con un coche bueno pero inferior al del líder. ¿Volverá a suceder?

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