OPINIÓN

Gavi debió marcarse un Vinicius

Gavi, durante la celebración de la Nations League.
Gavi, durante la celebración de la Nations League.
EFE / Rodrigo Jimenez
Gavi, durante la celebración de la Nations League.

A veces, por desgracia, la vida real adquiere el tono y las formas de las redes sociales. No suele pasar, es cierto. Las ratas del ciberespacio viven ahí, en su pantalla, en su habitación, en su setup, en su anonimato, en su nickname. Son elementos y elementas cobardes que necesitan de un entorno propicio para sacar el impresentable que llevan dentro. Los estadios llenos o las celebraciones multitudinarias son un hábitat donde pueden llegar a encontrarse tan cómodos como cuando aporrean su teclado. De repente se ven entre la masa, acompañados por más de su especie y surge la “magia”: insultos, cánticos, faltas de respeto. Su modo de vida. Su manera de relacionarse.

Sucedió con Gavi en el Wizink mientras la selección celebraba (¿qué falta hacía celebrar?) la Liga de Naciones. El chico debió reaccionar de otra forma cuando tenía el micrófono en la mano, quizá decirles a la cara a los que le gritaban “Puta Barça” que esa fiesta no era para ellos, que si no estaban contentos que se fueran, que sobraban. Esa gente se lo merecía. Me acordé de Vinicius señalando a los racistas en Valencia y me di cuenta de que Gavi debió señalar con el dedo a los impresentables en Madrid. No hay que callarse, no hay que seguir. El camino correcto es el de Vinicius, lo hemos aprendido bien este año.

Podemos buscar consuelo diciéndonos a nosotros mismos que los que insultaron fueron un reducido grupo de niñatos. Peor todavía. Gavi es uno de los grandes iconos de esa generación Tik Tok, en teoría más avanzada y tolerante. También llamaron calvo a Luis de la Fuente, el entrenador, en otra falta de respeto absoluta hacia la figura del jefe en esta selección. Fue todo dantesco. Un reflejo del problema que tenemos con muchos de nuestros jóvenes en España: falta educación, en sus casas y en sus centros de estudio. Saben buscar las mejores apps del momento en su móvil, pero les cuesta decir la capital de Rumanía o por donde pasa el Duero. Una pena, pero sé perfectamente de lo que hablo.

Después de lo del Wizink, vi como algunos periodistas decían que no les sorprendía lo ocurrido. Que la afición de la selección española tenía esa inquina al Barça y a Gavi. En Barcelona, pienso yo, en una celebración, habría sucedido lo mismo si un jugador del Madrid tomara la palabra. No es un problema de la selección, de Madrid o de Barcelona, es un problema de todos. No caigamos en el error intencionado de Guardiola, que cuando habló del racismo dijo que conociendo España era pesimista sobre la solución. Sacaba de esa ecuación a Cataluña y nos señalaba, por tanto, al resto como distintos. Muy injusto.

No hay que tolerar faltas de respeto o insultos. Da igual que haya mucha o poca gente. Da igual que te llames Vinicius, Gavi o Luis de la Fuente. Son ellos, los aludidos, los primeros que tienen que dar el paso y decir basta. Será la única manera de que este grupo de indeseables siga viviendo en el único lugar en el que su manera de relacionarse está permitida y hasta aplaudida: el estercolero de las redes sociales.

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