Es increíble cómo puede cambiar la vida de un piloto de un año a otro, sólo por escoger adecuadamente la escudería para la que correr. Y, de malas decisiones, Fernando Alonso sabe demasiado. El Gran Premio de Arabia Saudí se incorporó al calendario del Mundial de Fórmula 1 en 2021, justo cuando Alonso regresó a la competición con Alpine, pero nunca pudo ni siquiera puntuar en esos dos años con los franceses en el trazado de Jeddah.

En su primera aparición, inaugurando el circuito, se vio superado por su compañero, Esteban Ocon, tanto en clasificación como en carrera. Además, Alpine aún no era el equipo líder de la zona media, y el asturiano finalizó la carrera en decimotercera posición, demasiado alejado de los puntos y de la bonita batalla entre Hamilton y un Verstappen que aún no era campeón del mundo.

Sin embargo, lo peor llegó en 2022. Ese GP de Arabia Saudí fue muy extraño desde el principio, con el ataque de misiles a una refinería de Aramco cercana al circuito. Aun así, se corrió, y Alpine parecía ofrecer mejores prestaciones que el año anterior. No obstante, aun saliendo séptimo, tampoco pudo en esa ocasión superar Alonso a Ocon en clasificación, con el francés quinto.

Para más inri, el ovetense venía de estrenarse en ese Mundial 2022 con un abandono en Baréin, misma pista donde sumó su 99º podio en su estreno con Aston Martin. Cómo cambia todo en un año. Así las cosas, tras la salida Russell pasó a Ocon y los dos Alpine coincidieron sobre la pista durante más de 20 vueltas. Situación idílica para el equipo, para tirar a muerte y sumar un buen puñado de puntos.

Todo lo contrario, porque la pelea no pudo ser más encarnizada. Alonso rodaba mucho más rápido que su compañero, pero el galo le cerró todas las puertas con un cambio de dirección excesivamente brusco en plena recta principal. Fue muy escasa la distancia que salvó a ambos de colisionar por culpa de Ocon, muy agresivo siempre en su batalla como "compañero" del español.

DAN ISTITENE

El susto sacudió el muro de Alpine, con Szafnauer protestando enérgicamente por radio. A pesar de todo, el equipo no ayudó en absoluto, y Alonso se cocinó a fuego lento el adelantamiento, hasta que lo logró. Ocon no se rindió, pero en sus intentos siempre se saltaba la primera curva del trazado, permitiendo además en esa pelea sin sentido que otros contrincantes se uniesen a la lucha.

El Gran Premio fue caótico, con un safety car que reinició todo y perjudicó, cómo no, a Fernando Alonso. Aun así, el bicampeón del mundo no se rindió, y recuperó su séptimo puesto... sólo para sufrir un fallo de potencia en su monoplaza y quedarse tirado a menos de diez vueltas para el final. Intentó llegar a boxes, y casi lo logra, pero sólo pudo aparcar su coche justo delante del McLaren de Ricciardo, que también acababa de abandonar.

No fue el último abandono de Alonso con Alpine, pero probablemente fue uno de los más dolorosos por todo lo sucedido. La pelea fratricida con el díscolo Ocon se saldó con un sexto puesto para el francés, que torpedeó a lo largo de ese Mundial a su compañero en alguna que otra ocasión más, mientras Alonso debía abandonar por el "engine kill" de su coche. Su motor había muerto. 

Para Fernando, coleccionista de títulos, carreras, podios y récords, animal competitivo donde los haya, no sumar en su tercera aparición en Jeddah se antoja imperdonable. Por suerte, este año posee un 'purasangre' con mucho margen de mejora, que sigue siendo el segundo coche incluso en un circuito menos favorable.

Por eso, este fin de semana Fernando Alonso quiere zanjar las cuentas pendientes que tiene con el Gran Premio de Arabia Saudí. La oportunidad se la brindará su talento, sumado al rendimiento del AMR23. A partir de ahí, nadie puede saber cuántos puntos podría llevarse de Jeddah, pero su estreno en el trazado urbano nocturno podría ser por todo lo alto. El 100º podio, la 33ª victoria... Todo es posible.

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