La amenaza de José María Enríquez Negreira, exvicepresidente del CTA, al FC Barcelona de destapar "todas las irregularidades" de la entidad blaugrana durante su vinculación no fue la primera con la que el excolegiado presionó al club para que siguiera pagándole, pues antes envió otro burofax a las oficinas culés en el que instaba a la entonces directiva de Josep María Bartomeu a seguir abonando los pagos acordados después de "tantos favores prestados" desde 2003, en la primera etapa de Joan Laporta como presidente del Barça, para evitar "males mayores y actuaciones nada deseables para ambas partes".

La comunicación, que se realizó en los primeros días de diciembre de 2018, recoge la insistencia de Negreira a través de su abogado recordando que la relación contractual por "asesoramiento técnico", vigente con "los presidentes Sr. Laporta, Sr. Rosell y Sr. Bartomeu", debía terminar cuando concluyese la presidencia de este último, según informa el diario El Mundo.

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Sin embargo, el entonces presidente culé decidió poner punto y final a los servicios del excolegiado coincidiendo con que Enríquez Negreira dejó de pertenecer al CTA ese mismo año, y no le ingresó los 267.047 euros que debía haber recibido entre los meses de julio y diciembre.

La misiva recuerda que su empresa, Dasnil 95, S.L, "ha ido adaptando la sociedad a las necesidades del FC Barcelona", empleando y formando nuevos trabajadores para estas "estrictas" exigencias de la entidad azulgrana, que exigió "trabajar en exclusiva" con Enríquez Negreira, que no podía ser contratado por "terceros", informa el diario El Mundo. 

Desde que su vinculación laboral comenzó en el año 2003, "la relación ha sido más que buena". Tanto, que incluso se llegó a "transgredir muchas veces las confidencias y favores de lo profesional a lo personal", apunta el burofax publicado por el mismo medio, que recoge que el letrado informó al club blaugrana de que tenía un "plazo de 10 días hábiles" para abonar dicha cantidad, o deberían informarle de que no deseaban seguir contando con los servicios del exárbitro, algo que hasta entonces no había ocurrido.

Para terminar, el burofax ahondaba en que consideraría "una profunda decepción" no reconducir la vinculación contractual "después de tantos años de relación, de tantos favores prestados, de tantas confidencias compartidas", algo con lo que evitarían "males mayores y actuaciones nada deseables" para los dos.