Leo Messi es un dios en Argentina y lo es aún más en su ciudad natal, Rosario, a la que ha regresado tras la conquista del Mundial de Qatar y las multitudinarias celebraciones en Buenos Aires.

Después del intenso recibimiento a la selección albiceleste en la capital argentina, Messi viajó a Rosario en un avión privado, acompañado de sus compañeros en la selección Ángel di María y Paulo Dybala. 

Tras aterrizar en el aeropuerto Islas Malvinas de la ciudad rosarina, Messi y Di María, que también es natural de Rosario, bajaron del avión para montarse en un helicóptero, que los trasladó hasta el exclusivo barrio de Kentucky, en Funes, una acomodada localidad del área metropolitana de Rosario, donde tienen casa ambos futbolistas. Dybala continuó en solitario el viaje en el jet privado hasta su ciudada natal, Laguna Larga.

Messi y Di María aterrizaron con el helicóptero en el Club de Campo de Kentucky, donde fueron recibidos por un viejo conocido de la afición española: el Kily González, ex futbolista internacional argentino que militó en el Zaragoza y el Valencia, entre otros equipos.

Messi y Di María se fundieron en un abrazo con el Kily, también residente en esa exclusiva zona de Rosario, y el capitán de la selección argentina no dudó en acercarse a los aficionados que le aclamaban al otro lado de unas vallas protectoras. Leo saludó y se hizo fotos con algunos seguidores.

Pero a Leo todavía le esperaba una gran sorpresa, ya que los vecinos de su barrio le dieron un multitudinario recibimiento cuando llegaba en coche a la urbanización donde se encuentra su mansión. La Policía tuvo que despejar la zona para que su vehículo pudiera avanzar.