
La eliminación de España en los penaltis contra Marruecos en los octavos de final del Mundial ha supuesto una decepción para la afición, jugadores y para el seleccionador Luis Enrique.
La calamitosa tanda ha hecho recordar la frase que el seleccionador había pronunciado horas antes del partido: "Los jugadores tenían deberes de venir con 1.000 penaltis tirados. Para mí, no es una lotería", dijo.
Su plan no salió como esperaba. Seleccionó a los cinco jugadores que iban a tirar las penas máximas... y los tres primeros fallaron sus lanzamientos: Soler, Sarabia y Busquets. A los marroquíes les bastó con fallar uno de sus disparos para conseguir el pase a cuartos.
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