La histórica remontada de Arabia Saudí ante la Argentina de Leo Messi en su debut en el Mundial de Qatar tiene un artífice principal: Hervé Renard. El seleccionador del combinado árabe planteó un partido valiente con una línea defensiva extremadamente adelantada e instó a sus jugadores en el descanso, al que llegaron perdiendo 1-0, a salir a remontar con una monumental bronca que da buena cuenta de su carácter.

Así se puede ver en el vídeo difundido en las redes sociales de la selección saudita sobre la intrahistoria que se esconde detrás de la victoria del que a priori iba a ser el rival más asequible de la albiceleste.

En las imágenes, se puede ver al técnico acceder al vestuario muy muy enfadado con sus jugadores, sentados cabizbajos frente a sus taquillas. "¿Hago como vosotros, chicos?", les dice irónico mientras agacha la cabeza y les pregunta "¿qué estamos haciendo aquí?". Silencio sepulcral.

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"¿Es esta nuestra presión?", cuestiona estupefacto después de lo que acababa de ver en el terreno de juego. "Presión significa ir hacia arriba" y no esperar que el adversario llegue hasta el área para comenzar la defensa.

Justo después, el francés pulsa una tecla que sería clave para la remontada al arrancar la segunda mitad. "¡Messi tiene el balón en el centro del campo y vosotros esperáis quietos en defensa! Coged el móvil y hacedle una foto, si queréis", continúa.

Renard insiste de nuevo a los internacionales saudís en echarse encima de los argentinos en cuanto reciban la pelota para robar y atacar, y así ir a por el partido.

"¿No sentís nada? ¿No sentís que seamos capaces de remontar? ¿No lo sentís? ¡Están jugando relajados!", apunta, dando con la segunda clave, y acaba: "¡Esto es el Mundial! ¡Dadlo todo! ¡Estad activos!", les pide antes de estallar en aplausos y encarar la salida hacia el campo.

Lo que ocurrió tras el descanso ya es historia: en apenas cinco minutos, desde el 48 hasta el 53, Arabia Saudí se haría con el partido. La remontada iniciaría, precisamente, con un balón robado a Messi en el centro del campo, y culminaría con un zarpazo de Al-Dawsari desde el balcón del área.