OPINIÓN

Monchi

Ramon Rodriguez “Monchi”, celebrando el empate ante el Betis en el Villamarín
Ramón Rodríguez Monchi, celebrando el empate ante el Betis en el Villamarín
Joaquín Corchero / EP
Ramon Rodriguez “Monchi”, celebrando el empate ante el Betis en el Villamarín

Alguien me dijo esta semana que cada crítica que se le hace a Monchi desde fuera de Sevilla le sirve al director deportivo para ganar crédito y hacerse más y más grande entre sus fieles del Ramón Sánchez-Pizjuán. Si esto es así (no tengo ninguna duda), Monchi debe de estar encantado en los últimos tiempos y quizá sea la razón final de muchos de sus comportamientos. Es más, a lo mejor es la base de una estrategia perfectamente estudiada y trabajada para distraer la atención en momentos en los que su labor no ha estado a la altura, como en esta temporada.

Porque cuando lo ha estado, Monchi ha sido uno más del circo mediático del que ahora reniega para decirle a los suyos que él solo responde ante los sevillistas. Antes, coleccionó portadas, reportajes de televisión y entrevistas en las radios 'madrileñas' que le consideraban "el mejor director deportivo del mundo". Como ya llevo unos años en esto, no recuerdo haberle visto quejarse de esa prensa cuando había artículos pidiéndole a Florentino Pérez que lo contratara para el Real Madrid o cuando en Barcelona se apuntaba una y otra vez a su figura como "fichaje estrella para los despachos". De esto no hace tanto, e insisto, él estaba encantado.

Era el mejor en lo suyo. Compraba barato, vendía caro y ganaba títulos. La perfección

Su buen trabajo y su buena prensa le llevaron a Roma. Allí fue uno más. Volvió al Sevilla, se le recibió con los brazos abiertos, también desde Madrid. Yo mismo le entrevisté antes y después de esa etapa, incluso durante, y siempre fue atento, educado y hasta didáctico en sus explicaciones. Manejaba perfectamente los tiempos, era capaz de liderar el Sevilla y a la vez mantener un peso específico en la opinión pública nacional. Y era el mejor en lo suyo. Compraba barato, vendía caro y ganaba títulos. La perfección.

Ahora, el personaje se le ha ido de las manos. Su teoría de que nada de lo que piensen aquellos que no son sevillistas importa es errática y hasta infantil. Claro que importa. Uno crece como persona, como profesional y como club, cuando es capaz de convencer y de ganar para la causa, además de a los que ya tiene, a aquellos que son neutrales o incluso enemigos. Monchi ha dibujado una barrera, es partidario de levantar un muro entre el sevillismo y el resto del mundo. Es lo de Mourinho, "todos están contra nosotros". Y no es así. No hay nada contra Monchi y el Sevilla, lo hay contra muchos de sus comportamientos de los dos últimos años y la crítica es una parte más de este deporte que les ha hecho increíblemente ricos. 

Mostrar comentarios

Códigos Descuento