Kylian Mbappé es ya, sin lugar a dudas, el actual crack número uno del fútbol mundial. El delantero francés, candidato a reinar durante los próximos años, volvió a ser el líder del PSG en el decisivo partido ante el Real Madrid, con los cuartos de final en juego.

Sin embargo, la enorme actuación del '7' del PSG no sirvió a los suyos para hacer buena la ventaja de la ida y la experiencia del Madrid en las noches decisivas marcó la diferencia: Benzema y Modric guiaron a los blancos a otra gesta europea para la historia. 

Con Neymar y Messi sobre el campo. Mbappé fue el dueño del ataque parisino, por encima del brasileño y el argentino que, con más experiencia, parecían rendirse, como todos los presentes, al talento del '7' del PSG.

Tras los 15 minutos eléctricos de los de Ancelotti al inicio, la batuta de mando pasó al equipo de Pochettino, con el mayor objeto de deseo del Madrid como gran estrella.

Y le bastaron pocos minutos para irse solo en una contra y batir a Courtois con un balón cruzado, aunque el colegiado anuló el tanto por encontrarse Mbappé en fuera de juego. 

El mazazo no hizo mella en su actitud apabullante, como queriendo lucirse ante la que probablemente sea su afición a partir de la próxima temporada, y volvió a ganarle la espalda a la defensa blanca, totalmente indefensa ante su velocidad, gracias a un espectacular pase de Neymar, galopando por la izquierda para batir al meta blanco con un disparo con la derecha al alcance de unos pocos elegidos. 

Un gol (anulado) para enmarcar

En la segunda parte, Mbappé salió con el mismo hambre, confeccionando el partido soñado en la noche en la que sabía que todas las miradas estarían sobre él.

Volvió a recibir en el pico izquierdo del área sin más oposición que la de Courtois, al que dejó completamente despistado, sin saber por dónde le venía la bola, con un regate de genio que enmudeció al Bernabéu. El '7' del PSG estaba en fuera de juego y el tanto, que habría supuesto el 0-2, no subió al marcador.

Mbappé es un genio... pero el Madrid es el Madrid

Pese a los focos dirigidos sobre el talento francés, su veterano compatriota le dio una lección de cómo se ha de actuar en las grandes noches europeas: un hat trick de Benzema, guiado por Modric, terminó por decantar la eliminatoria del lado blanco, en otra noche para la historia del idilio entre la Champions y el Madrid. Quizá Mbappé las viva algún día.