Rafa Nadal ha escrito su nombre en la historia del deporte tras haber ganado un Open de Australia que significa más que ningún otro título que ha logrado, tanto por acreditarle como el que más Grand Slams tiene, como por la manera en la que remontó contra Medvedev para hacerlo. Ambos dejaron un partido que ya ha pasado a la hemeroteca del deporte por el alto nivel que mostraron los dos tenistas y, desde los primeros compases del duelo, que no iba a ser fácil ganar ningún peloteo.

La exhibición de Nadal, además de dejar un sorprendente marcador por la remontada, tuvo todo tipo de golpes espectaculares en los que el español ganaba más que el punto en sí. De hecho, una de las grandes bazas del balear en el partido fue su variedad de recursos con una gran precisión y efectividad, sobre todo, las dejadas.

Una de las mejores, en el segundo set cuando parecía que podía darle la vuelta al resultado antes de que se le complicasen más las cosas con el 2-0 para el ruso. Nadal lograba finalmente romper el saque de Medvedev y poner el 5-3 con esta impresionante dejada que dejaba clavado a su rival, aunque este terminase llevándose el set.

Nadal encontró en el saque una de las grandes claves de su éxito, tanto durante la final como en todo el torneo. Así, jugándose el título fue diferencial en los momentos en los que apretaba más con su servicio complicando mucho a Medvedev en los restos.

De hecho, fue así como el balear fue sellando su remontada. Ganó el tercer set del partido con un potentísimo saque que Medvedev restó como pudo aunque se dejó "vendido" contra la respuesta de Nadal para forzar el cuarto. Lo mismo hizo en este, aunque en esta ocasión el ruso ni siquiera pudo meter su resto.