El nuevo circuito de Jeddah Corniche no sólo alberga este fin de semana la primera carrera de su historia en Fórmula 1, sino también de la categoría de plata, la F2. 

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Los jóvenes del futuro se bregan en unas carreras que suelen tener bastante más caos, y a veces eso no tiene mucho que ver con el propio circuito. A diferencia de lo ocurrido con Verstappen en la clasificación del sábado, lo vivido en la F2 fue algo distinto.

La carrera de este domingo, tercera del fin de semana, comenzó bajo el caos. Un accidente en la Porsche Supercup obligó a las reparaciones de las protecciones, lo que ya dejó una imagen esperpéntica: todos los monoplazas tuvieron que volver al pitlane detrás del coche de seguridad... pero en sentido contrario.

Una vez superado este esperpéntico momento, mucho más preocupante fue lo sucedido en la salida. Theo Pourchaire, que partía desde la tercera posición de la parrilla, se quedó calado. Mientras los comisarios sacaban y no la bandera amarilla, por detrás vino Enzo Fittipaldi (nieto del legendario bicampeón del mundo de Fórmula 1 Emerson Fittipaldi) y no pudo evitar embestirle.

Aunque Pourchaire enseguida levantó el pulgar mientras era retirado para tranquilizar a los presentes, más preocupación hubo con el brasileño. Un golpe frontal de semejante violencia hizo que, incluso, el helicóptero médico se pusiera en marcha enseguida.

Según informaron desde la retransmisión de DAZN, Enzo Fittipaldi fue finalmente evacuado con un collarín y una férula en la pierna derecha, pero consciente y sin necesidad de respiración asistida.

La lentitud de los comisarios en actuar (sacaron las banderas amarillas tarde), la entrada de la ambulancia a la pista mientras aún estaban los F2 circulando de camino a boxes o los incidentes previos similares (no es el primer monoplaza de esta categoría que se queda calado esta temporada) ya hacían prever que esto, tarde o temprano, podía pasar.