Dos de los deportes más veteranos del programa olímpico, el boxeo y la halterofilia, están en serio peligro para los Juegos Olímpicos de París 2024 y no todo tiene que ver con sus deportistas o con el éxito mediático.
Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, admitió que están "seriamente preocupados" por la deriva institucional que llevan las dos máximas entidades responsables de ambas disciplinas. "En estas dos federaciones hay problemas de buen gobierno y es por eso que actualmente las estamos monitorizando muy de cerca", ha señalado Bach en 'L'Equipe'. Preguntado sobre si se pueden quedar fuera de las competiciones en París, el dirigente sólo dijo que tomarán "una decisión lo antes posible en interés de los deportistas".
El portal insidethegames.biz ha repasado los escándalos que persiguen a ambas federaciones.
Criminales, drogas, amaños y política: el boxeo mundial, un caos
La relación del movimiento olímpico con el boxeo es, cuando menos, tensa. De las diferentes asociaciones que promueven la práctica de este deporte y organizan campeonatos (con sus propios títulos), la reconocida por el COI es la Asociación Internacional de Boxeo, la AIBA.
Esta lleva años envuelta en polémicas, especialmente por su ya expresidente, el uzbeko Gafur Rakhimov, que fue destituido tras ser acusado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos de formar parte del grupo criminal 'The Brothers' Circle' y formar parte de una red de tráfico de heroína. En 2019, la AIBA fue vetada de Tokio 2020 inicialmente, si bien una revisión seis meses después les abrió la mano a regresar a la cita olímpica. En dicha revisión, sin embargo, encontraron "riesgos legales, financieros y reputacionales para el COI y el movimiento olímpico", afirmaron.
Le sustituyó de manera interina el marroquí Mohamed Moustahsane, que se presentó después a las elecciones para el cargo permanente. Fue acusado de manipular los estatutos por no celebrar las elecciones en el año natural de 2019, si bien ya estaba señalado desde 2016: apareció como parte fundamental en el escándalo de manipulación de varios combates de los Juegos Olímpicos de Río, a través de la corrupción de los jueces.
En las elecciones de 2020 le sucedió el ruso Umar Kremlev y, entre sus primeras decisiones, estuvo la de conceder a Serbia la organización del Campeonato del Mundo que se está celebrando estos días en Belgrado. El COI aseguró que hubo una "falta de diligencia debida" en la adjudicación de dicho torneo, especialmente después de que vetaran el acceso a los boxeadores de Kosovo. Aunque oficialmente la AIBA declaró que Serbia debía cumplir de manera estricta con el contrato, que incluía la libre circulación y acceso de los púgiles inscritos (incluidos los de Kosovo), fueron ignorados. El presidente Kremlev, muy cercano al régimen de Vladimir Putin, tampoco ha hecho mucho más al respecto.
El dopaje ensucia la halterofilia... ¿para siempre?
La Federación Internacional de Halterofilia (IWF) está señalada, al menos, desde los últimos cuatro ciclos olímpicos por culpa del dopaje. El caso de Lydia Valentín lo resume todo: ha acabado siendo oro en Londres 2012 por la sucesiva descalificación de sus rivales.
Varios países están ya vetados, pero el 'informe McLaren' señaló al expresidente de la IWF, el rumano Tamás Aján, de haber creado "una cultura del miedo" durante los casi 45 años que estuvo en la Federación, 25 como secretario general y otros 20 como presidente. Entre otras acusaciones, se le señaló como máximo responsable de soborno a federaciones, compra de votos y el cobro personal de multas por dopaje que, irónicamente, él mismo fomentaba.
Fue expulsado en junio de 2020, pero las dos presidentas que le sustituyeron, la exlevantadora estadounidense Ursula Papandrea y la tailandesa Intarat Yodbangtoey, no han solventado los problemas de gobierno de la IWF y ambas fueron depuestas en apenas meses.
Actualmente el británico Mike Irani es el presidente provisional hasta las elecciones previstas para el 2 y el 3 de diciembre.
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