El Clásico se decide en la izquierda

Vinícius y Ansu Fati acapararán todos los focos en el Clásico.
Vinícius y Ansu Fati acapararán todos los focos en el Clásico.
EFE
Vinícius y Ansu Fati acapararán todos los focos en el Clásico.

La sensación de orfandad provocada por la marcha de Cristiano Ronaldo y Leo Messi necesita ser cubierta con urgencia por nuevos referentes. La búsqueda del próximo unicornio es cíclica y no siempre atinada, pero la ilusión y la idea de futuro son intrínsecas al mundo del fútbol, mucho más ahora cuando el debate sobre la desconexión de los jóvenes del deporte más popular del planeta está sobre la mesa. 

Los testigos para dibujar El Clásico de la próxima década parecen entregados: Ansu Fati y Vinícius Junior, al menos hasta que llegue MBappé, parecen llamados a protagonizarlo. El Clásico de este domingo se dirime en la banda izquierda, pero no solo por sus protagonistas sino por los antídotos.

El Barcelona no tiene un lateral derecho. Tiene varios jugadores que pueden ocupar dicha demarcación, pero que no son puramente laterales. Mingueza es un central reconvertido; Sergi Roberto, un volante polivalente y Serginho Dest, un extremo de recorrido ofensivo. Sin un solo especialista, las ayudas defensivas se convierten en primordiales, pero no hay nada que haga más vulnerable al Barcelona que sacar a Busquets o a Piqué de sus zonas de influencia para tapar agujeros ajenos.

Por allí trabajará Ancelotti para que el Real Madrid marque diferencias, sabiendo que la velocidad de Vinicius es un arma letal y su conexión con Benzema en esa zona ya está automatizada. El brasileño ya ha dejado de ser motivo de mofa. Siete goles, más que toda la temporada pasada, dos asistencias y tres penaltis provocados hablan de un futbolista con una capacidad de intimidación importante. Dicen los técnicos que está mejorando en lo que distingue a los grandes de los elegidos: la toma de decisiones. El regreso de Mendy al lateral zurdo, con su enorme despliegue defensivo, permite que Vini esté enfocado en lo que mejor hace.

¿Quién ganará el Clásico?

Enfrente, desde el ala izquierda del Barça, arrancará Ansu Fati. En el último partido de Champions ante el Dinamo de Kiev, Ansu intentó un gol de espaldas, cuando Busquets y Coutinho esperaban que se la dejase de cara para empujar el balón a la red. Ante el reproche de sus dos compañeros y la reacción de su técnico, el niño que dejó el pueblo sevillano de Herrera en 2012 para buscar suerte en Sant Joan Despí, respondió con una sonrisa de oreja a oreja. Durante 10 largos meses, tras cuatro paradas en el quirófano, esa alegría se borró de su rostro. Por eso, Ansu, un superdotado para el fútbol, con el instinto del gol en las venas, piensa disfrutar de cada minuto sobre el césped, aunque le hayan puesto el Titanic a sus espaldas.

El Barcelona, en una tremenda crisis económica y de identidad, decidió colocarle el peso del 10 de Leo Messi. Curiosamente, el mejor socio del argentino, Jordi Alba, empieza a tener también una gran conexión con el internacional español. Alba anda maltrecho del tobillo y su presencia es una incógnita. De jugar, tendrá que hacerlo infiltrado.

La gran duda de Ancelotti es decidir quién será su lateral derecho. Carvajal vuelve a la lista, ya recuperado de su lesión, pero carece de ritmo competitivo. Es el único lateral puro de la plantilla. Lucas Vázquez no parece la pareja de baile ideal para un carril con Alba y Ansu. El central Nacho, que vale para un roto y para un descosido, sería otra posibilidad.

La gran duda es si Ancelotti volverá a apostar, cuatro días después, por el mítico centro del campo con Casemiro, Modric o Kroos, que tan bien funcionó en Kiev, o si pretenderá darle una marcha física más al partido con Valverde. Según sus palabras, el 4-3-3 es innegociable.

Para el Barça, un buen resultado tras las renovaciones de Pedri y Ansu sería un subidón en toda la regla poniéndose por encima del Madrid en la clasificación, pero caer en casa frente al eterno rival reabriría todas las cicatrices de la crisis institucional y deportiva. El número de aficionados que acudan al Camp Nou será un buen termómetro para calibrar el hartazgo del barcelonismo.

El Madrid necesita dar un golpe de autoridad y acabar con los dientes de sierra que marcan su rendimiento en el presente curso. Capaz de perder en casa con el equipo con menos historia de la Champions o de endosarle una manita a domicilio al Shaktar, sabe que El Clásico, un partido diferente, es un medidor automático del estado de ánimo. En el flanco izquierdo está la solución…

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