Desde que en 1932 se creara la primera Villa Olímpica para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, deportistas de todos los países participantes han pasado por este lugar. En la edición de Tokio 2020, la pandemia de Covid-19 ha descafeinado la experiencia de la Villa Olímpica, aunque no ha evitado que haya cierto descontrol entre sus habitantes.
Ya es conocido que las autoridades japonesas crearon camas anti-sexo (soportan tan solo 200kg), y que los deportistas viven con un sinfín de normas para evitar un posible contagio por coronavirus. Sin embargo, según el diario El Mundo, los trabajadores de la Villa Olímpica han informado a las autoridades sobre que algunos deportistas no cumplen las normas.
"En cualquier momento podría haber un brote", comentó una trabajadora al periódico japonés Asahi. Cerca de 45.000 comidas se sirven diariamente en la burbuja olímpica. Aunque los empleados se quejan de que algunos deportistas manosean la comida sin llegar a comérsela, llevan la mascarilla mal puesta e incluso llegan a los comedores sin ella.
"Durante el turno de noche, escuché a través de una ventana abierta un alboroto que hacían los huéspedes en sus habitaciones. Creo que estaban bebiendo alcohol", afirmaba otra empleada. Como si de Las Vegas se tratara, “lo que pasa en la Villa Olímpica, se queda en la Villa Olímpica”, un tema recurrente en otras ediciones de los Juegos Olímpicos que a pesar de las restricciones anti-covid parece no haber desaparecido.
La llegada de cerca de 12.000 atletas a Tokio ha provocado que las calles de la ciudad estén prácticamente vacías. Los japoneses que habitan en la ciudad han aprovechado una festividad de cuatro días que ha coincidido con el inicio de los Juegos Olímpicos para salir de la ciudad. Todo esto unido al temor de la sociedad japonesa por la pandemia y la llegada de tantas personas de tantos países a una ciudad tan habitada como Tokio.
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