El partido entre Hungría y Portugal de la Eurocopa tuvo un lleno absoluto en el Puskas Arena de Budapest, donde 67.000 espectadores animaron a su selección y dejaron unas imágenes que recordaron a la vieja normalidad.
Antes del partido, hubo cánticos, banderas, bufandas y bengalas de colores en los alrededores estadio, el único de esta Eurocopa que permite aforo completo y donde las mascarillas no son obligatorias.
La zona alrededor del estadio se cortó ya al mediodía y poco después de las 15 horas, miles de aficionados partieron en una marcha desde la cercana Plaza de los Héroes, con banderas y bengalas, hasta el Puskas Arena.
Más del 90% de los 60.000 aficionados que llenarán las gradas serán húngaros, según informó días antes la Federación de Fútbol Húngara.
Dentro del estadio, el uso de mascarillas no es obligatorio, aunque sí recomendable, pero la mayoría del público ha decidido no ponérsela.
Para poder entrar en el Puskás Aréna los húngaros tienen que presentar su "certificado de protección" que prueba que su portador ha recibido al menos una dosis de alguna vacuna contra la Covid, una medida que fue criticada por varios expertos, que señalaron que la primera dosis en sí no es garantía suficiente, ya que la inmunidad se desarrolla al menos siete días después de recibir la segunda dosis.
Actualmente el 55% de la población húngara ha recibido al menos la primera vacuna y el 44% ha sido inmunizado con la pauta completa.
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