Una de las imágenes que dejará el GP de Emilia Romaña tuvo a dos pilotos que irónicamente pugnan por el mismo asiento para 2022. George Russell y Valtteri Bottas tuvieron un fuerte golpe mediada la carrera, cuando luchaban por posición.

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Establecer al 100% la culpabilidad en este accidente es, cuando menos, complicado. Por un lado, Russell se fue a la hierba mojada para intentar pasar a Bottas, cometiendo un error de novato: el resbalón le hizo trompear contra el Mercedes a una altísima velocidad, superior a los 300 km/h, y ambos acabaron estrellados contra el muro. Por otro, está la defensa de Bottas: se movió ligeramente a la derecha, lo que para Russell fue considerado como un cambio de trayectoria muy peligroso que le arrinconó.

Nada más tener el golpe, Russell fue a recriminar a Bottas, aún en el coche, y de hecho le acabó haciendo una peineta, según confesó el finlandés. El de Williams le dio un toque en el casco para abroncarle y luego insistió en que el piloto de Mercedes había hecho ese cambio de dirección con el DRS abierto, lo que es muy grave. 

"En condiciones completamente secas habría estado bien, pero él me colocó en la zona húmeda y perdí el control. Le pregunté si estaba tratando de matarnos a los dos", se lamentó Russell, que luego en las redes sociales también apuntó  este factor: "A 330 km/h hay que respetar la velocidad y las condiciones al hacerlo", escribió en twitter.

Más allá de las quejas de uno y otro, propiciada en parte porque ambos tienen opciones de estar en Mercedes en 2022, el accidente podría haber tenido consecuencias mucho más serias. Las imágenes posteriores del coche de Bottas mostraron que el halo estaba señalado después del golpe. De no existir ese dispositivo, que lleva ya varios años en la Fórmula 1, posiblemente Bottas habría recibido un golpe en el casco que hubiera sido fatal.